Solo basta ver el aire de Quito, los ríos Guayas y Machángara, la producción y recolección de basura en ciudades intermedias para tener una idea de la contaminación del aire, del agua y por desechos sólidos en el país.
El aire está afectado por fuentes fijas (empresas) y las móviles (transporte). En el caso de estos últimos, la contaminación varía según el tipo de combustible. Los que utilizan diésel contaminan con material particulado y azufre. Este combustible en el país tiene 7.000 partes por millón de azufre cuando en los países desarrollados llega a cero. Los que utilizan gasolina expelen monóxido, metano, óxido nitroso, etc. Todos estos contaminantes afectan las vías respiratorias.
El Gobierno acaba de enviar el proyecto de Ley de Fomento Ambiental y Optimización de los Ingresos del Estado, del cual trataremos lo de la contaminación. Propone un impuesto ambiental a la contaminación vehicular (hecho generador), cuya base imponible es el cilindraje del motor, estableciendo la tasa impositiva que aumenta a mayor cilindraje y a más años del vehículo (excepto los < 5 años) exonerando a los vehículos del Estado, de transporte público de pasajeros, taxis, de empresas, etc. ¿Es adecuada esta base imponible para este impuesto, es verde (Min. Ambiente) o fiscal (SRI)? Por otro lado, debe diferenciarse según el tipo de combustible, pues los que usan diésel (por la mala calidad de este), utilizado por el transporte público y carga, son más contaminantes que los de gasolina. Para reducir la contaminación el impuesto debe ser para todo vehículo.
Hay que seguir el ejemplo del “pico y placa”, en Quito, que impide la circulación, de todo tipo de vehículos, en los horarios prohibidos, pues todos aumentan el tráfico. Para la contaminación por desechos sólidos, se crea el impuesto redimible a las botellas plásticas no retornables que grava con 0,02 centavos que pagaría el embotellador de bebidas alcohólicas o no, o de agua, y estableciendo que a quien recolecte, entregue y retorne las botellas se le devolverá el impuesto.
En un artículo en esta columna de 20/06/11 había señalado que en Europa existe un impuesto a las botellas plásticas pagado por el consumidor que lo recupera cuando devuelve la botella. Dije: “Más bien el productor debe ser responsable del ciclo del producto, cubrir el costo de la botella y reciclarla”.
Esto es precisamente lo que se propone en el proyecto con este impuesto y quien debe preocuparse por el reciclaje debe ser la empresa, pues es, en buena parte, responsable de este tipo de contaminación. Pero hay otras medidas alternativas o complementarias como envases biodegrables, aumentar los que sean reciclables, reciclaje obligatorio de las industrias, etc.
Pero la política de regulación y control ambiental debe ser coherente e integral. O sea, basada en estándares o impuestos y cubrir todas las fuentes de contaminación para ser efectiva y establecer otras medidas adecuadas que, para la calidad del aire, se puede aplicar, como convertidores catalíticos, biocombustibles, mejorar la calidad del combustible, etc.