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El Telégrafo

El gatopardismo y la administración del agua

19 de septiembre de 2011

El Gatopardo, obra de Lampedusa (1960), fue la trama para la producción cinematográfica de Visconti, en la cual el argumento central, denominó “gatopardismo” a la paradoja de ceder o reformar una parte de las estructuras para conservar el todo sin que nada cambie realmente.

Esta paradoja parece cumplirse en más de setenta años de instituida la administración del agua por el Estado, durante los cuales las instituciones establecidas con esta finalidad han tenido diferentes nombres sin mayores cambios en la eficiencia del aprovechamiento del recurso para el desarrollo del país, no obstante la connotación que esta tiene como constituyente del eje transversal para el desarrollo social, económico y mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad. 

La administración del agua requiere indispensablemente un inventario confiable para obtener un balance hídrico cuya información nos permita establecer el equilibrio entre todos los recursos hídricos que ingresan al sistema y los que salen del mismo en un determinado intervalo de tiempo, permitiendo la identificación de los diversos usuarios  y la eficiencia en el aprovechamiento del recurso. Sin esta información no es posible establecer políticas de Estado que signifiquen un cambio favorable para el aprovechamiento y conservación del agua.

En el Ecuador se realizó un inventario hidrológico en 1989 (Inerhi). Para su ejecución, este inventario aplicó metodologías conocidas y contó con el apoyo del Centro Español de Estudios Hidrológicos, y de por lo menos cien técnicos.

Los resultados obtenidos de aquella investigación los seguimos utilizando y no hay duda de que el país ha cambiado, la población ha crecido, sobre todo en el aumento del volumen de agua utilizado para riego, siendo esto notorio en el riego privado.

En los sistemas de riego construidos por el Estado los usuarios carecen de organizaciones fuertes que aprovechen el agua eficientemente y respondan por la operación y mantenimiento de las obras. Por esto deberían iniciarse los inventarios y, paralelamente, la organización de los usuarios.

El apoyo para esta tarea la tenemos en la actual Constitución, utilizando su autoridad para la administración del agua podemos lograr el cambio necesario para el desarrollo nacional.

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