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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

¿El fútbol es solo cosa de ‘negros’?

30 de junio de 2014

@MonicaMancero

El partido de nuestra selección contra la de Suiza lo vi en Esmeraldas, en una cabaña que expende bebidas y comida a orillas de la playa, donde se había concentrado muy poco turismo y la mayoría de los espectadores era de afroecuatorianos. Ellos habían instalado una gran pantalla, como es debido, y veían el partido mientras atendían a los escasos turistas. Fue una sensación especial, todos, mestizos y afros, hermanados nada menos que bajo nuestra selección de fútbol. No obstante, quienes tenían un rol protagónico eran ellos, los jugadores ecuatorianos, casi en su totalidad de origen afro, fueron quienes durante más de 90 minutos nos llenaron de emoción y decepción y pudieron hacer la magia de comunicarnos a través del fútbol.

De estos temas de fútbol como espacio de representación ya nos habla, con sobra de autoridad, en una magnífica edición Fernando Carrión. Allí Carrión nos dice que el fútbol constituye “una de las prácticas sociales de identificación colectiva más importantes porque es -simultáneamente- un hecho total, global, colectivo y múltiple”. Esto se puede entender fácilmente porque acabamos de experimentar una verdadera marea futbolística como sociedad. No obstante, luego de tener esta experiencia en Esmeraldas, me preguntaba qué implicaciones tiene esta representación ‘racial’ de la negritud como identidad nacional. No he encontrado en la Biblioteca del Fútbol Ecuatoriano un tratamiento directo del tema, creo necesario indagar cómo mestizos, afros e indios percibimos la identidad, a través de la selección, en la representación afroecuatoriana.  

Que el racismo se expresa en el fútbol es claro cuando los insultos hacia los jugadores se constituyen en los lugares comunes. Si todo va bien hay alabanzas al ‘negro’ héroe, si fallamos la culpa es del ‘negro’ inútil. Esto no es novedad. La novedad para mí fue escuchar en esa cabaña de Esmeraldas interpelaciones de un tipo aparentemente similar dicho en boca de afroesmeraldeños. Sorprendida, escuché cómo le increpaban a un jugador de la selección diciéndole que corriera más velozmente ‘negro’, y festejando con buen humor que ese que no hacía bien las cosas era primo ‘negro’ de uno ellos.

En fin, en este caso, decir ‘negro’ de boca de un propio ‘negro’ no fue un insulto, lo entendí como una interpelación. Relaciono esto cuando se debatió el tema de que llamaron ‘puto’ los aficionados mexicanos a un jugador adversario en la impunidad del tumulto, y se justificaron diciendo que eso no era un insulto homófobo, bajo la excusa de que es un lugar común en México. Claro, están tan interiorizadas las expresiones discriminatorias que las naturalizamos con facilidad. No obstante, son arenas movedizas aquellas de las representaciones y merecen ser investigadas a profundidad.

En este Mundial observamos selecciones enteras, aun de países europeos, que tienen una alta representación de la negritud. De esta forma casi parece que asistiéramos, a simple vista, a un juego de países del continente africano. ¿Por qué destacan tanto los afros, en todos los lugares del mundo, en este deporte? Tema para otra entrega.

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