Sin duda, en el transcurrir del tiempo se descubrirá el don de gracia o las características excepcionales personales del joven presidente que hoy nos gobierna. A decir de (Hermann, 1986) el carisma o capacidad de seducción de un líder lo comparan con el “flautista de Hammelin”. Es un tipo de líder que estimula nuevas maneras de encarar el cambio de creencias y valores; al tiempo que él mismo encarna un proyecto colectivo (Bass, 1990).
Eso me lleva a la afirmación de que Maquiavelo, sigue vigente. He vuelto a las páginas de El Príncipe para tratar de entender la difícil transición que vive el país. Al parecer, el presidente Daniel Noboa, tendrá que actuar con ira de león cuando convenga y con la astucia de la zorra cuando lo requiera.
El autor, en su obra del siglo XVI, brinda el consejo a quienes aspiran a conseguir y conservar el poder. Según el pensador florentino, el ejemplo del león no basta porque este animal no se preserva de los lazos, en tanto que la zorra sola no es suficiente por cuanto ella no puede liberarse de los lobos. Es indispensable, obrar como zorra para conocer los lazos y como león para espantar a los lobos. Quienes únicamente toman por modelo al león o a la zorra, según la óptica de Maquiavelo, no entienden sus intereses.
Es probable que, el presidente ya en posesión de funciones, haya comenzado a ensayar un pasaje desde los rasgos característicos del león y de la zorra, animal que en el folclore occidental simboliza: ingenio y viveza al margen de su particular habilidad para observar al otro y anticipar sus movimientos sin ser advertida. La dosis de pragmatismo demostrado en las designaciones en su gabinete de ministros, es una muestra.
El mandatario, quien mañana cumple 36 años, conoce que su mayor acompañamiento es su capital político de ciudadanos que, al entregarle el voto, confiaron en él pero que tiene limitaciones. A escasos días de su posesión, el presidente da pinceladas que, en su caso, ya no se trata solo de demostrar cuánto puede saber de economía, sino cuánto conoce de política.
Desde que se consagró en las urnas, su nuevo desafío pasa por exhibir capacidad para colocar puentes y tejer nuevas alianzas que le aseguren la gobernabilidad. Hacer acuerdos políticos supone diálogo y negociaciones tendientes a compartir mínimamente porciones de poder (PSC y RC5)
Para empezar a solucionar el déficit parlamentario, la flamante ministra de Gobierno e Interior, requerirá ser operadora eficaz, con buenas conexiones políticas y capacidad de diálogo. Solo así, los rugidos del león se reducirán y lo que prevalece ahora es el prodigioso oído de la zorra porque ellos tienen la capacidad de oír el tic-tac de un reloj a una distancia de treinta metros, Noboa Azin, deberá percibir a la distancia los movimientos de sus enemigos y actuar en consecuencia.
Habla poco y va a la acción. El desafío del momento del jefe del Estado es transformar en genuina esperanza el hartazgo ante los gobiernos que le precedieron y que movió a buena parte de la población joven a apoyar el proyecto de ADN. Y ese propósito requerirá que el nuevo gobierno aproveche los primeros días de una gestión que podría tener una de las lunas de miel más cortas de las que se tenga memoria.
No lo ha dicho, pero los ecuatorianos reconocen que no hay dinero en las arcas fiscales y que para muchos, parecería una declaración de guerra contra el orden establecido pero para sorpresa de todos, cristalizó su determinación de someter al Estado a un ajuste drástico de lo que se tenga memoria. Inició con la restructuración de la Vicepresidencia de la República y amparado en la Constitución vigente, designó funciones a su vicepresidenta. El mar es viejo y hace olas…