Al observar el video del estrechón de manos de los personajes que representan al más alto nivel del imperialismo y de la soberanía, se percibe la serenidad con que el comandante Raúl Castro espera al presidente Obama para ese histórico acontecimiento.
El jefe máximo del bloqueo genocida, acción injustificada, en rebeldía contra 180 países que condenan en las Naciones Unidas esta arbitrariedad, saludando al máximo personero de una isla que es ejemplo de resistencia y de dignidad: la patria de Martí, que no ha podido ser doblegada en 50 años de prepotencia.
Ese saludador era el responsable de autorizar que los aparatos de inteligencia imperiales se dediquen a espiar a amigos, a neutrales y a enemigos, a quienes fisgonean hasta en cosas íntimas.
El que estiró la mano para saludar era quien ofreció cerrar la ignominiosa cárcel de Guantánamo, construida en el territorio arrebatado a Cuba desde 1903, y no devuelto a la nación propietaria.
El estrechón se produjo en las honras fúnebres de Mandela, quien se convirtió en un símbolo de la resistencia a la cárcel de los racistas, a la invasión de los colonialistas, a la prepotencia bélica de los imperialistas, a la criminalidad de los Ku Klux Klan internacionalistas, a los que bombardearon e invadieron Irak destruyendo patrimonios culturales de la humanidad, dizque buscando armas de destrucción masiva que nunca existieron.
Mandela estaba recibiendo honores del mundo entero que escuchó de su propia boca, en diversidad de oportunidades, los agradecimientos que le daba a Cuba, a sus milicianos que murieron en suelo africano combatiendo por su libertad, por la dignidad de esos pueblos negros, cuyos antecesores fueron arrancados de su suelo para convertirlos en esclavos en toda América, incluyendo Cuba, cuya revolución se produjo, entre otras conquistas, para eliminar la discriminación racial.
Claro que el estrechón produjo un júbilo esperanzador a los que anhelan la paz porque aspiran a que cambien los que a través de la OTAN e Israel distribuyen armas y mercenarios a Siria y otros países del mundo árabe, en contradicción a los que prestan su territorio y su autoridad moral para que el presidente Santos y las FARC puedan llegar a la ansiada paz.
El espíritu de Mandela, propiciador de la justicia, estará tratando de convencer a Obama de que ese saludo sea el inicio racional de un camino para levantar el bloqueo y otorgar el indulto a los cinco patriotas cubanos presos por luchar contra los terroristas de la gusanera en Miami, que estuvo enredada en el asesinato de los Kennedy y que deben ser los más trompudos por ese estrechón de manos.