El mundo del trabajo se ve profundamente afectado por la pandemia del virus. Además de ser una amenaza para la salud pública, las perturbaciones a nivel económico y social ponen en peligro los medios de vida a largo plazo y el bienestar de millones de personas. La OIT y sus mandantes –gobiernos, trabajadores y empleadores– ahora tienen un papel decisivo en la lucha contra la pandemia y los efectos en el empleo, pues han de velar por la seguridad de las personas y la sostenibilidad de las empresas y los puestos de trabajo.
Un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de hace pocos días, encontró que los salarios mensuales cayeron o crecieron más lentamente en los primeros seis meses de 2020, como resultado de la pandemia del covid-19, en dos tercios de los países para los que se disponía de datos oficiales y que es probable que la crisis ejerza una enorme presión sobre los recortes salariales en un futuro próximo.
Los salarios de las mujeres y los trabajadores con salarios más bajos se han visto afectados de manera desproporcionada por la crisis. Se observó también en el informe de la Organización Internacional de Trabajo en los países donde se han tomado medidas enérgicas para preservar el empleo, empero los efectos de la crisis se han sentido principalmente a través de recortes salariales, en lugar de pérdidas masivas de empleo.
El World Wage Report 2020-2021 indica que la crisis no afectó a todos los trabajadores de la misma manera. Las mujeres sufrieron más daños que los hombres. Estimaciones basadas en una muestra de 28 países europeos muestran que, sin subsidios, en el segundo trimestre de 2020, la pérdida salarial de las mujeres habría sido del 8,1% frente al 5,4% de los hombres.
La crisis también ha afectado gravemente a los trabajadores con salarios más bajos. Las personas con una ocupación poco calificada perdieron más horas de trabajo que las que tenían una posición gerencial o profesional mejor remunerada. Utilizando datos del grupo de 28 países europeos, el informe explica que, sin los subsidios temporales, el 50% de las personas que ganan menos habrían perdido aproximadamente el 17,3% de su salario.
Esta situación en países de nuestra región tiene indicadores más alarmantes, por lo que ya se observa los efectos en las protestas sociales y en el aumento de la delincuencia en nuestras ciudades. La tecnología no ayudó a mejorar los indicadores de empleo, todo lo contrario, con la robotización, el trabajo en casa por la pandemia motivó la reducción del empleo y del número de horas de trabajo.
La clave de las políticas públicas vinculadas con el trabajo en los países deben estar encaminadas en resolver esta situación compleja, en el sentido de que el capital generado por la utilidad necesariamente, ahora más que nunca, no solo debe generar más capital -utilidad, sino debe generar empleo y más empleo. (O)