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El Telégrafo
Nancy Bravo de Ramsey

El drama de Grecia

21 de julio de 2015

La debacle del país heleno en cuanto a la desaparición de su poder ante el mundo conocido de ese entonces se vivió desde el año 323 a.C., cuando murió Alejandro Magno, el inagotable macedonio conquistador de Persia, Egipto y la India, pueblos que sumó a sus colonias en las costas de Asia Menor y del mar Negro, así como en Sicilia, en el sur de la Península Itálica, en el sur de Francia y en la costa este de la Península Ibérica, organizando las polis, ciudades-estado políticamente independientes de su polis madre, pero que mantuvieron con ella fuertes vínculos culturales, religiosos y económicos, impulsando de este modo el desarrollo de Grecia, que dejó como importante legado para la humanidad su gran riqueza cultural.

Se ve que los grandes imperios pueden desaparecer en cualquier momento. Basta que algunos de los síntomas formen parte de la vida cotidiana de ese pueblo, para que la crisis final dé su estocada fatal. Y al parecer, esto fue lo que aconteció en Grecia, uno de los más poderosos imperios del mundo antiguo, que en el tiempo actual se encuentra al borde de la quiebra económica. Y no por culpa de sus gobernantes de hoy, sino por los desatinos cometidos por sus mandatarios anteriores, de tendencia neoliberal.

A partir de 2009, el grave problema financiero de Grecia ocasionado por su falta de pago de la deuda pública había trascendido al resto del mundo, lo que devino en una creciente desconfianza de los inversionistas, así como de los demás países de la eurozona, que vieron con alarma la falta de cuidado que los gobernantes griegos pusieron en el cumplimiento de sus compromisos, lo que arrastraba a una crisis generalizada en la región. Por esta razón la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), conocidos como la ‘troika’, atendieron la gravedad de la situación y entregaron a Grecia un préstamo de rescate de 110.000 millones de euros, supeditado sin embargo a severas medidas de austeridad. Pero sucedió que tan solo un año más tarde, la situación financiera de Grecia se agravó, haciendo necesario un segundo rescate, esta vez de 130.000 millones de euros. No obstante, la crisis continuaba en el país heleno, por lo que el FMI amplió su apoyo con un préstamo adicional de 8.200 millones de euros, que deben ser transferidos en el período de enero de 2015 a marzo de 2016.

A la fecha, la ‘troika’ ha anunciado la aprobación de un tercer rescate a Grecia, ahora por 86.000 millones de euros que serán desembolsados en los siguientes tres años a cambio de severas restricciones, una de las cuales consiste en la creación de un fondo por un valor de 50.000 millones de euros, al que Grecia incrementará mediante sus activos privatizables con el propósito de reducir la deuda, fondo que será administrado por Alemania. Esto ha sido calificado por el pueblo heleno como un atentado a la soberanía griega. Además, la eurozona exige que para continuar en  la comunidad europea y mantener el uso del euro, Grecia tendrá que realizar duros cambios en el aspecto social, como el aumento de la edad de jubilación, el despido de miles de empleados públicos y la reducción de los sueldos de ciertos funcionarios.

¿Qué está pasando en realidad? ¿Acaso ahora, cuando el Gobierno de Grecia mantiene una posición progresista, muy diferente a la de los miembros de la ‘troika’, se trata de acosarlo con medidas que el pueblo ha rechazado por ser atentatorias al equilibrio de la nación? (O)

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