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El Telégrafo

El dogma y la ciencia

11 de septiembre de 2011

En una nueva cruzada católica, el papa Benedicto XVI, en su visita a España, atacó de nuevo a la ciencia y sus fundamentos: “cuando la sola utilidad y el pragmatismo inmediato se erigen como criterio principal, las pérdidas pueden ser dramáticas: desde los abusos de una ciencia sin límites… hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior”, dijo y pidió “radicalidad cristiana” frente al “eclipse de Dios… y un verdadero rechazo del cristianismo”.

En sus palabras hay la intención de asociar el conocimiento científico a los “peligros” de sus hallazgos y logros como el genoma, la clonación, la fabricación de ADN y creación de vida artificial, y a reivindicaciones sociales modernas como interrupción terapéutica del embarazo, la eutanasia por solicitud, el testamento vital o el matrimonio gay.

Ratzinger va más lejos; pretende invalidar el laicismo de la ciencia y la racionalidad del conocimiento que, a su criterio, deberían ser comandados por una ética católica, esto es, la ciencia sometida al dogma, como ya lo ha manifestado varias veces. Hoy agrega que los científicos “creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos”, y que “desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto, decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado…”.

El Papa critica el concepto de “relatividad” de la ciencia, pilar para entender que los conocimientos no son absolutos y que no hay verdades absolutas, con lo cual la ciencia, por sí misma, pone en tela de duda un ser absoluto. Afirma que “el relativismo que se ha difundido y para el que todo da lo mismo y no existe ninguna verdad, ni un punto de referencia absoluto”, debería apegarse a lo único absoluto que es Dios. Viejo es el argumento de la lógica racional que plantea que la fe se priva del conocimiento científico al estar prejuiciada en algo que es imposible: lo absoluto.

Este escenario planteado en España fue apoyado por cientos de mensajes en las redes sociales que incluso incitaban a usar “gases asfixiantes contra los manifestantes anti-Papa”, mientras contradictoriamente sus autores se proclamaban defensores de la paz y el amor al prójimo.

La lucha ideológica entre la irracionalidad dogmática versus la racionalidad científica, entre el dogma y la ciencia, se hace más fina, pero no ha dejado su esencia y muestra claramente lo irreconciliable de sus postulados profundos.

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