Convencer sin atar y atar aún sin convencer son los objetivos de la oratoria, hablar en público es un reto para muchos políticos, más cuando la costumbre ha determinado que, quien habla con fluidez y durante mucho tiempo es catalogado como "inteligente", sin considerar lo que en realidad expresa, en una suerte, equivocada por cierto, de privilegio de las formas en detrimento de los fondos.
Desde siempre hemos resaltado en esta columna que, es un deber moral y ético de las autoridades de todo nivel, ir más allá del discurso, ser pragmático y concreto, ir directo al meollo del asunto, escoger con transparencia y eficacia, lo que se dice, donde se dice y cuando se dice, sin la clásica verborrea que enreda, confunde y distorsiona.
Fidel Castro el dictador comunista que convirtió a la Isla en un infierno para los cubanos, cuenta entre sus récords personales (tiene muchos especialmente en el top de fortunas personales de Forbes), hablar en asambleas por 10 horas consecutivas, baste con citar que, en 1979, pronunció un discurso de 4 horas en la sede de la Organización de Naciones Unidas, con la "respetuosa" advertencia a los oyentes de que sería breve.
Hugo Chávez otro dictador filibustero que estará descansando en paz...a fuego lento, en sus famosos discursos de negación de la historia y deslegitimación de sus opositores, acostumbraba a castigar a los venezolanos con largas y tediosas peroratas en los que, increíblemente decía todo y nada, al mismo tiempo.
Los últimos discursos de cambio de mando pronunciados por los mandatarios ecuatorianos, han tenido como base promedio una hora de alocución, en muchos casos, han sido intervenciones vacías, otras poéticas y por supuesto no han faltado los clásicos discursos de barricada, superficiales y epidérmicos, más oropel que oro.
El presidente Daniel Noboa Azin, hombre de pocas palabras, ha diseñado un discurso corto y conciso para su investidura, embarcado en la plataforma de lo nuevo ha señalado de forma contundente las artimañas de lo viejo, cuando anuncia que no permitirá el encasillamiento porque es hora de dejar a un lado los antis y privilegiar a los pros, simple y llanamente porque se trata de un concepto infinito.
Otro aspecto interesante resulta el anuncio de la implementación de un sistema de evaluación de la gestión ministerial por objetivos medibles, tal como debe hacerse en una administración pública moderna y eficiente. Dato mata relato y no hay más vueltas que dar.
Lo cierto es que la expectativa es inmensa, quizá del mismo tamaño de la crisis, lejos de las largas filípicas de los viejos políticos, es hora de actuar, dejar de lado las polémicas improductivas y sobre todo priorizar, porque los verdaderos enemigos de nuestro país son la violencia y la miseria generadas por una economía que, fatalmente hoy ha sido transparentada y aparece en soletas, 2.872 millones en atrasos; 5.000 millones de déficit; 63.000 millones de deuda externa y tan solo 184 millones disponibles en caja, a lo cual se debe sumar una seria crisis institucional con la consecuente y dramática afectación al pueblo y la democracia.
El panorama no es fácil, todos los caminos apuntan al desmantelamiento del disparate constitucional creado en el 2008, y para ello, están listas las herramientas legales para reformar la Constitución vía consulta popular, aprovechando la fuerza de la juventud y el Dictamen de la Corte Constitucional No. 7-19-RC/19 el mismo que contiene varias preguntas orientadas a reestructurar el estado que, no implican restricción de derechos y garantías, es más, están ya aprobadas y declaradas como aptas para la reforma parcial, a la espera de la iniciativa presidencial.
A grandes problemas, grandes soluciones y si algo está claro, para gobernantes y gobernados, es que no se puede esperar resultados diferentes aplicando las mismas medidas y reglas de juego de siempre.
Mientras tanto, tal como ha finalizado el presidente su discurso de posesión de 8 minutos y 53 segundos: "manos a la obra y a trabajar..." que para luego es tarde...