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El Telégrafo

El dilema del desarrollo

21 de noviembre de 2011

A partir de los años sesenta del siglo pasado se intensificó la preocupación mundial en general y en particular la de la comunidad científica por conocer la situación de la explotación de los recursos naturales del planeta y establecer los límites para su aprovechamiento sin ocasionar modificaciones irreversibles ambientales, como las que se están advirtiendo con el cambio climático.

Con este objetivo se formaron grupos de estudios con personalidades científicas y políticas mundiales, como las del  reconocido Club de Roma, el cual (1972) publica el informe solicitado: “Los límites del crecimiento”, preparado por un equipo de investigadores de Instituto Tecnológico de Massachusetts, el cual, mediante un modelo de simulación informática, con los datos disponibles hasta la fecha, expresó como tesis que «en un planeta limitado, las dinámicas de crecimiento exponencial (población y producto per cápita) no son sostenibles». Conclusión propagante.

En el mismo año, en Estocolmo se celebró la Conferencia sobre el Medio Humano (ONU), adquiriendo dimensión mundial la situación ambiental en el plano de la investigación científica, sin alcanzar mayor progreso en su vinculación con los planes de desarrollo, evitándose de esta forma  implicaciones políticas.

En 1983 la ONU estableció la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, denominada Brundtland,  la cual, en su informe denominado “Nuestro futuro común” (1987), define por primera vez el concepto de “Desarrollo sustentable”, conceptualizado como “aquel que puede lograr satisfacer las necesidades y aspiraciones del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades y aspiraciones”, y a la vez  se hace un llamado a todas las naciones del mundo para adoptarlo como principal objetivo de las políticas nacionales y de la cooperación internacional. 

La conferencia de la ONU conocida como Cumbre para la Tierra, celebrada en Río de Janeiro (1992), fue un momento decisivo en las negociaciones internacionales entre los países opulentos y los que están en vía de desarrollo sobre el medio ambiente y desarrollo, añadiéndose el componente social y la pobreza, clave para definir el estilo de vida ético de acuerdo a la producción sostenible (criterio no discutido) en armonía con el medio ambiente, evitando su deterioro y contaminación. Este es el dilema que tiene por resolver el desarrollo del mundo.

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