Durante la denominada Cumbre de la Tierra, evento celebrado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Río de Janeiro 1992. Los líderes de 178 países, con la asistencia de 400 representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) estuvieron presentes. Mientras que más de 17.000 personas asistieron al Foro de ONG celebrado paralelamente a la Cumbre de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, que esclarece el concepto del Desarrollo sostenible establecido en el documento ‘Nuestro Futuro Común’ (nombre original del Informe Brundtland), primer intento de eliminar la confrontación entre desarrollo y sostenibilidad. Este documento tiene como base la investigación realizada por un grupo de científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, dirigido por Dennis Meadows: ‘Los límites del crecimiento’, en la cual se analizaba la situación del mundo como consecuencia de la depredación de sus recursos naturales y la contaminación por exceso de la utilización de combustibles fósiles.
La Cumbre de la Tierra, de Río de Janeiro, confirmaba: “Los seres humanos constituyen el centro del desarrollo sostenible y tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza y, para alcanzarlo, es indispensable la protección del medio ambiente como componente del proceso de desarrollo y no puede ser considerado por separado”.
Si bien la conservación del equilibrio ambiental destacaba la necesidad de contrarrestar el crecimiento lineal de los recursos frente a la multiplicación del consumo por la población, es necesario establecer una alianza mundial nueva y equitativa mediante la creación de nuevos niveles de cooperación entre los Estados, los sectores clave de las sociedades y las personas, con el objetivo de alcanzar acuerdos internacionales y globales en los que se respeten los intereses de todos, protegiendo la integridad del sistema ambiental y del desarrollo mundial.
Las políticas para alcanzar este objetivo hasta el momento (más allá de los discursos reconociendo a la Tierra como el único hogar que los humanos tenemos) son incoherentes con respecto al control de la contaminación ambiental y asegurar que la explotación de los recursos naturales renovables no sobrepase el nivel de tolerancia de los sistemas ecológicos para asimilar perturbaciones sin deteriorarse (resiliencia) y alcanzar la calidad de vida de las sociedades productoras de bienes primarios.
Al respecto, Leonardo DiCaprio, al recibir el premio Oscar (2016), proclamó: “Tenemos que trabajar de manera colectiva, no seguir dejando las cosas para después. Tenemos que apoyar a líderes en el mundo que no hablen en nombre de las grandes corporaciones y grandes contaminantes, sino por la humanidad, por los pueblos indígenas, por los millones y millones de personas más afectadas por esto, por los hijos de nuestros hijos y por toda esa gente que ha visto sus voces acalladas por la política de la codicia”. (O)