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El Telégrafo

El derecho del más fuerte

11 de mayo de 2011

Los resultados de la consulta popular en nuestro país están opacando la gran noticia del asesinato de Osama Bin Laden y del arrojamiento de su cuerpo en el mar. Se nos comunica que estaba desarmado y que se conoció su escondite gracias a las torturas infligidas a uno de sus correos. El presidente Barack Obama concluye, glorioso, que “al fin se ha hecho justicia”. En otra época, los grandes criminales nazis han tenido un juicio antes de ser condenados y castigados. ¿Por qué ahora las prácticas son distintas? ¿Por qué los derechos de ayer no son válidos hoy? Imaginemos a Cuba llevando a cabo una operación militar encubierta en Estados Unidos. Hay que preguntarse dónde están los terroristas y quiénes son los países del “eje del mal”. No se ha hecho justicia, se ha asesinado por venganza y con premeditación.

¿Y qué decir de los bombardeos de los países de la OTAN sobre Libia, autorizados por la ONU de llevar adelante operaciones militares para “proteger a los civiles”? Curiosa autorización de matar cuando la ONU fue creada para salvaguardar la paz. ¡Qué atropello máximo al derecho internacional! ¿No habrá en Libia también intereses petroleros de la Exxon-Obama, BP-Cameron y Total-Sarkoy? ¿Estos hechos no serán señales de que  la 3ª guerra mundial está en marcha, promovida por las potencias que dicen preservar la paz y defender los derechos humanos? ¿Quién defiende a quién, cuando en definitiva mandan las grandes multinacionales del tráfico de armas, del comercio como saqueo y de las finanzas como corrupción?

Es la guerra de los países del Norte contra los del Sur. Y ahora que está “muerto y enterrado” Bin Laden -¿será cierto o no será más que un montaje de la CIA para detener el derrumbe de la hegemonía norteamericana?-, ¿qué va a pasar con las riquezas mineras de América Latina y los derechos humanos nuestros? ¿Quién va a proteger a los civiles desarmados, que somos todos nosotros?

Ya es tiempo de fortalecer las recién creadas instituciones latinoamericanas de integración regional: la Unasur  (Unión de las Naciones del Sur-América), Bansur  (Banco de Suramérica), ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), TV Sur (Televisión de Suramérica)…

San Pablo ya se preguntaba: “¿Quién planta una viña y no come de sus frutos? ¿Quién cuida ovejas y no se alimenta con la leche del rebaño?”. Pensemos en protegernos individual, colectiva e institucionalmente de los que no son más que lobos feroces disfrazados de mansas ovejas.

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