Lo dijo como si nada, con tanta naturalidad. “Yo le pediría a Lenin Moreno, si es que se concreta la candidatura de él, no que nos hable qué piensa hacer, cómo piensa modular la administración de Gobierno, cómo piensa salir de la crisis…” Con el aire de superioridad de los que siempre nos han otrificado por nuestro color, cultura, condición social y de género, el dirigente de CREO hizo añicos la humanidad de Lenin fragmentando su integralidad cuerpo/mente, al reducirla a un cuerpo, visto desde su sentido discriminatorio internalizado, como un cuerpo “enfermo”, “anormal”, un extravío del referente universal de los cuerpos “sanos” y “bellos”, aunque imposibles de alcanzar en nuestra limitada humanidad, y que nos son impuestos como la norma por los poderes fácticos dominantes.
Y continuó explayándose: “Que nos presente un certificado médico, por doctores independientes que pueda certificar su condición física para poder gobernar”. Reducido a desviación de la normalidad, el cuerpo de Lenin debe someterse a la mirada médica, al juicio de un experto, al que se le reconoce la autoridad para asignarle su identidad porque como persona con una discapacidad, Juan Carlos Solines no le concede a Lenin humanidad, identidad propia, voluntad, autonomía y autodeterminación para decidir y ser. Estaría inhabilitado para el poder por su cuerpo, porque poseería un cuerpo políticamente incorrecto, ilegítimo, según este punto de vista discriminatorio que contradice lo esencial de nuestro Estado de derechos y justicia actual.
No es nuevo. Desde hace meses la derecha mediática y política ha convertido al cuerpo de Lenin en blanco de sus ataques. “Moreno consume recursos públicos…(N)adie sabe cuánto cuesta al …Estado mantener a Lenin Moreno en Ginebra…(cuánto)…cuesta mantenerlo en Suiza” (FOCUS). “…lo que se gasta en Moreno es una pérdida absoluta de recursos que no tiene ningún justificativo” (A. Posso). Nuevamente aquí, Lenin reducido a cuerpo improductivo, superfluo, cuerpo sin mente, sin habilidades, pero cuerpo que consume recursos, y que, de acuerdo a esta visión deshumanizada, no le aportaría beneficio al país.
Todos estos políticos derechistas, que con sus columnas vertebrales intactas ingobernaron el Ecuador, porque sistemáticamente nos negaron nuestros derechos humanos básicos como pueblo, se olvidan que Lenin ya cogobernó el país desde la Vicepresidencia y mostró todas sus habilidades y capacidades. Evidenció, además, el valor agregado para el fortalecimiento de la democracia de la inclusión de la diversidad en el ejercicio del poder. Porque desde su experiencia visibilizó lo invisibilizado: los derechos de las/os discapacitados/as, y, con ello, aportó una de las políticas públicas más exitosas del gobierno de la Revolución Ciudadana, que le proporcionó reconocimiento a nivel mundial. Lo que hay que preguntarse, entonces, contrariamente a esta visión discriminatoria de la derecha -que nos revela lo que ella carece para gobernar- es ¿qué más podría aportar Lenin Moreno al Ecuador del Buen Vivir desde la Presidencia de la República? (O)