Ya desde la época colonial se conoció el interés por construir un canal interoceánico que, partiendo del curso del río San Juan, que nace en el lago Cocibolca, o lago Nicaragua, y desemboca en el Caribe, uniría estas costas con el océano Pacífico. Se sabe que por lo menos existieron alrededor de 72 intentos por construir una ruta artificial que conectara los dos grandes océanos, Atlántico -por el Caribe- y Pacífico, y que de este modo permitiera a las tierras que hoy conforman el país centroamericano, su salida de la pobreza. Napoleón III también se manifestó interesado en la construcción de un canal interoceánico, a principios del siglo XIX. Y más próximo a nuestros días, Estados Unidos declaró tener un plan para desarrollar una obra similar en el istmo de Tehuantepec, de lo que terminó desistiendo por su elevado costo. La tenacidad del país del Norte por construir en Centroamérica un canal interoceánico, por fin dio sus frutos, a comienzos del siglo XX, con la compra de los derechos y las obras abandonadas por los franceses en lo que sería más adelante el canal de Panamá.
Ahora Nicaragua, con Daniel Ortega a la cabeza, ha iniciado ya las obras de construcción del Gran Canal Interoceánico, acogiendo de este modo la intervención del multimillonario empresario chino Wang Jing, asesorado por grandes compañías legales estadounidenses, y quien está haciendo posible un megaproyecto de enorme alcance que, a decir de los miembros del gobierno de Ortega, transformará de manera positiva la economía nicaragüense, lo que hará posible a la nación centroamericana su liberación de la pobreza y la emigración. Y para hacer más real este gigantesco proyecto de 50.000 millones de dólares, que estará concluido después de 5 años, el pasado 23 de diciembre inauguró lo que el gobierno de Nicaragua llama “las obras auxiliares del Gran Canal”, como aquellas que garantizan el acceso y tránsito del personal y la maquinaria que se va a utilizar en el proyecto, según lo que confirma el ingeniero Telémaco Talavera, el portavoz de la comisión de la megaobra, quien añade que “posteriormente se ampliarán estos trabajos al Caribe”.
¿Qué obras comprende el contrato con Wang Jing? El listado es por demás interesante. Basado en el canal de 278 km de longitud, 230 y 520 m de ancho, con una profundidad media de 27,6 m y máxima de 30 m, lo que haría posible el paso de embarcaciones de gran calado. Al Gran Canal se sumarían 2 puertos, uno en Brito (océano Pacífico) y otro en Punta Águila, jurisdicción en la Región Autónoma del Atlántico Sur. Así también una zona de libre comercio, que ofrecería más de 130.000 puestos de trabajo y que, entre otras construcciones, comprendería una ciudad para 140.000 habitantes. Finalmente se dispondría -además- de un aeropuerto cerca del canal, con capacidad para un millón de personas, así como las carreteras y puentes que unirían las diversas regiones de Nicaragua y su megaobra. Frente a esto, uno de los argumentos a los que recurre con frecuencia la oposición sostiene que el contrato entre Nicaragua y HKND Group fue firmado por el presidente Ortega sin haberlo dado a conocer a la sociedad civil nicaragüense. Que el contrato viola la Constitución de Nicaragua, pues entrega a HKND la soberanía del país por 50 años prorrogables en otros 50. Que no existen estudios de su impacto ambiental y que se podría dañar el lago de Nicaragua, que es la reserva más grande de agua dulce que tiene Centroamérica. Que lo mismo sucede con el nivel del río San Juan, que Nicaragua debe proteger, de acuerdo al tratado limítrofe con Costa Rica. Y los argumentos de los opositores siguen en un listado sin fin... Pero el 23 de diciembre de 2014, la Policía nicaragüense debió confrontar a un grupo de campesinos desinformados y animados por la oposición política, quienes se habían tomado la carretera Panamericana obstaculizando tanto el paso de los viajeros como el comercio internacional. Ellos expresaban con manifiesto disgusto que les iban a confiscar sus propiedades a un precio ínfimo, por decisión de la concesionaria HKND, cuando esta empresa había informado con anterioridad que las tierras se iban a pagar en su valor real y justo.