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El Telégrafo
Mariana Velasco

El beso...

06 de septiembre de 2023

‘’La española cuando besa, besa siempre de verdad y a mí nunca me interesa, besar por frivolidad…’’, parece recoger el momento candente que vive España, tras el beso en los labios, festivo y no consentido, que Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, propinó a Jennifer Hermoso, una de las jugadoras estrella del equipo.

«El beso», pasodoble con letra de Adrián Ortega y música de Fernando Moraleda Bellver, conocida como El beso en España o La española cuando besa, estaban lejos de imaginar que su letra, encajaría como anillo al dedo en esta revolución de las mujeres que ya no callan y defienden sus derechos, además de encarnar la grieta generacional y cultural entre las profundas tradiciones machistas y el progresismo más reciente que ha situado en la vanguardia europea en cuestiones de feminismo e igualdad. Algunos analistas lo llaman el momento #MeToo de España.

Está claro que el beso- no se roba ni se violenta-, nombre masculino, es un acto universal que expresa amor y afecto, y hay de varios tipos, desde los que se dan para saludar hasta los que te llegan a lo más profundo del corazón. Un beso puede significar tanto y, dependiendo del momento y de la persona que te lo da, puede ser una experiencia mágica o frustrante y asqueroso.

No fue solo un beso en medio de la euforia por el título mundial. El beso que Luis Rubiales dice haberle pedido a Jennifer Hermoso representa un quiebre en la sociedad española por su cultura futbolística, con frecuencia sexista y de clubes. El afirma haberle pedido y que fue consentido, ella lo niega. Si ese fuera el caso, ¿Consentimiento forzado por la relación de poder entre el jefe y subalterna?

La fiscalía española hace lo suyo al abrir una investigación para determinar si Rubiales, de 46 años, podría ser acusado de cometer un delito que podría constituir agresión sexual. La asociación que dirige, conocida formalmente como la Real Federación Española de Fútbol, le pidió que dimitiera

Políticos de izquierda y derecha, las principales figuras culturales del país e incluso un número creciente de voces desde dentro de la cultura tradicionalmente machista del fútbol español se han unido para apoyar a Hermoso —quien dijo sentirse “víctima de una agresión” tras un acto no consentido y sexista— y para condenar a Rubiales, que ha denunciado el “falso feminismo”, se ha descrito a sí mismo como víctima porque quieren “asesinarme públicamente” y ha insistido en que Hermoso inició el intercambio. 

La condena inmediata del directivo deportivo —incluso por parte de miembros del principal partido conservador español— refleja lo lejos que ha llegado el movimiento feminista de España, país al cual consideran pionero en legislación sobre género e igualdad.

En 2004, reconoció la violencia doméstica como violencia explícitamente de género, y en 2022, tras un horrible caso de una violación en grupo, el gobierno aprobó una ley que clasifica como violación cualquier relación sexual no consentida.

Sin duda, la mayoría de españoles, entendieron por qué el beso era inapropiado, y los que no lo entendían, al parecer no son muchos. De hecho, la denuncia del beso, cuyos videos y fotografías proliferaron en las redes sociales españolas y a través de los periódicos y las pantallas de televisión del país, procedió de todo el espectro político.

La sociedad española estalló y aprovechó el incidente como un momento crucial de despertar para su cultura futbolística. Muchas fueron expulsadas del equipo y se perdieron el Mundial, pero una de esas jugadoras, declaró al diario El País que valió la pena el dolor de perderse la gloria porque “las ideas están por delante de una medalla”. Las jugadoras quieren poner fin a los días de machismo en el fútbol español, y sellarlo con el beso de Rubiales. ¡“Se acabó”! 

Aunque la condena al dirigente ha sido casi uniforme en la política, los medios de comunicación y la vida pública, existen en toda España quienes se preguntan si el incidente fue tan grave como lo pintan, o si los labios de Rubiales son demasiado finos como para colgar de ellos un movimiento. Cabe recordar que a muchos españoles les molestó que éste mismo personaje se tocara la entrepierna al estar cerca de la reina y la princesa de España durante las celebraciones de la victoria, pero aducen no ver nada tan terrible en el beso.

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