Quizás Caín y Abel fueron los primeros, aquellos hijos de Adán y Eva que, en una primitiva expresión de defensa y ataque, inauguraron el arte del combate. Más tarde, David, empuñando una piedra y lanzándola con su honda, derribó al gigante filisteo Goliat. El telón de la historia se desplegó en la Antigua Grecia, entre los rituales de adoración y sacrificio dedicados al dios Zeus, floreciendo disciplinas como la lucha y el boxeo: expresiones físicas que danzaron en el umbral entre lo sagrado y lo profano. Las dinastías asiáticas, en su búsqueda del combate como un equilibrio entre mente y cuerpo, desarrollaron las artes marciales: sistemas complejos fundamentados en la técnica, la fuerza, la mente, el cuerpo y el espíritu.
Con el paso del tiempo y el advenimiento de la modernidad, el combate humano se convirtió en el pan caliente de la industria del entretenimiento. Los medios de comunicación lo comercializaron exitosamente; desde la lucha social encarnada por Mohammed Ali, la filosofía marcial de Bruce Lee, hasta las películas de box de Rocky Balboa. Al mismo tiempo, el combate trajo consigo franquicias exitosas como la WWE, espectáculos de combate, acrobacias e historias de ficción.
Sin embargo, a medida que avanzaron los años, el boxeo comenzó a perder su reinado, y la lucha libre se enfrentó a la crítica por su falta de realismo. Es en este momento de transición cuando la Ultimate Fighting Championship (UFC), la máxima exponente de las Artes Marciales Mixtas (MMA), irrumpe en escena, fusionando lo mejor del combate y el entretenimiento en un producto que cautiva a millones de espectadores en todo el planeta. Los derechos de transmisión, las apuestas, el público joven, los contenidos digitales y las plataformas "over-the-top", convirtieron a este modelo de peleas en una exitosa fórmula del entretenimiento deportivo.
El balance competitivo, la incertidumbre del resultado y la paridad entre competidores son la clave en un deporte disruptivo, que busca romper las estructuras clásicas y monopólicas de la organización mundial del deporte. El efecto de su popularidad ha llegado con fuerza a Latinoamérica y Ecuador, con peleadores como Marlon "Chito" Vera, quien se convirtió en el primer ecuatoriano en disputar una final por el campeonato mundial en la categoría de peso gallo, un hito que resonará con orgullo. El arte del combate continuará evolucionando, y mientras el mundo siga su curso y los días se desvanezcan en el horizonte, su esencia siempre será la misma.