El cultivo del arroz ocupa la mayor superficie agrícola del Ecuador, sobrepasando en la década de 2000 las 330.000 ha, con una superficie cosechada máxima de 374.000 ha (2006).
Este cultivo emblemático del pequeño productor significa la ocupación del 65% de las unidades de producción (Upas) de hasta 10 hectáreas y si a estas se añaden las Upas de hasta 20 ha, tenemos que corresponden al 80% de la superficie sembrada de arroz en el país, por el esfuerzo de los pequeños agricultores.
El promedio mínimo de producción del decenio fue 2,3 toneladas métricas por hectárea (t/ha), y el máximo de 3,35 t/ha a partir de 2005 se mantiene sobre las 3 t/ha. Como referente de su mermada producción podemos indicar que los vecinos: Colombia tiene como promedio por hectárea 4,8 t y el Perú 5,5 t/ha.
La superficie y el número Upas, ocupados año a año, con el cultivo del arroz, es el indicador de un colectivo de campesinos que fácilmente llegan al millón de agricultores que conocen el cultivo y no están dispuestos a dejarlo.
En los años 60, la llamada “Revolución Verde”, sustentada sobre la mejora de tres cereales clave en la alimentación humana: trigo, arroz y maíz, se la tomó como modelo de desarrollo.
Para el arroz se estableció en Los Baños (Filipinas) el Instituto Internacional de Investigación sobre el Arroz (IRRI), financiado por las fundaciones Rockefeller y Ford, la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional y el Gobierno filipino. Los resultados obtenidos fueron extraordinarios y se convirtieron en el paradigma de nuestros investigadores, sin embargo el hambre aumentó.
Los resultados de la propuesta eran dependientes de los insumos y tecnología que no estaban disponibles financieramente para los países subdesarrollados.
En 2002 se realiza la Primera Conferencia Mundial en Sanya, China, sobre el sistema de cultivo del arroz SICA (Sistema Intensificado del Cultivo de arroz). El Dr. Norman Uphoof de Cornell University expuso el método, indicando la necesidad de mentalizarse para adoptar el sistema para utilización del potencial biológico de las plantas para el aprovechamiento de la energía del medio ambiente que lo rodea y el conocimiento del campesino para manejar el cultivo como unidad, ahorrando: insumos sintéticos, semillas, tiempo con el trasplante temprano y agua.
La validación del método controlado por el SICA realizada por Jorge Gil, en el Ecuador estima producciones de arroz en 8 t/ha. ¿No les parece atractivo probarlo?