El progreso de la tecnología agrícola se inicia en el Neolítico, hace aproximadamente 7.000 años a.C., cuando los humanos descubren la relación de las plantas con el ambiente, especialmente con el agua y establecen las causas para el desplazamiento temporal de las manadas de ganado en busca de pastos verdes para su sobrevivencia. A partir de estas experiencias fue notable el progresivo aumento de conocimiento para el aprovechamiento de los recursos naturales renovables (RNR) y de herramientas que fueron inventando egipcios y sumerios, para establecer técnicas de riego, aunque a la aplicación de estas se les adjudican los primeros errores que dio como consecuencia la salinización de los suelos.
Errores como el indicado se siguen perpetrando por desconocimiento de las consecuencias negativas que pueden generar la aplicación de técnicas sin prevenir el control de sus efectos negativos, lo cual como advertencia nos recuerda la antigua historia del poema de Goethe ‘El aprendiz de brujo’, expresada por Paul Dukas en su composición sinfónica interpretada mediante dibujos animados por Disney en su filme Fantasía, en el cual presenta la historia de un aprendiz (Mickey Mouse) que, tomando el gorro del mago, hechiza a una escoba para que le ayude a transportar agua en unos cubos. La escoba se multiplica de tal forma que el agua que transporta en los cubos casi ahoga al aprendiz que no conoce el sortilegio para detener a la escoba.
La tecnificación agrícola inventada por el hombre significa la introducción de elementos artificiales (herramientas) en un medio natural y tiene como objetivo el aumento en calidad y cantidad de la producción agropecuaria para el sustento humano. Primitivamente estas herramientas utilizaron la fuerza humana y de animales de tiro sin ocasionar consecuencias ambientales incontrolables.
A partir de la Revolución Industrial de fines del siglo XIX y comienzos del XX, el desarrollo de la tecnificación agrícola fue extraordinario empleando para su maquinaria la energía proveniente de los combustibles fósiles alcanzando notables niveles en su producción, pero así mismo la depredación de los RNR fue impresionante, causando la preocupación de la comunidad científica mundial la cual formó el Club de Roma, una asociación privada compuesta por empresarios, científicos y políticos, que en 1970 encomendó a un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) la realización de un estudio sobre las tendencias y los problemas económicos que amenazaban a la sociedad global. Los resultados fueron publicados en marzo de 1972 bajo el título ‘Los Límites del Crecimiento’.
Este informe es considerado como el primero en la humanidad que, mediante las proyecciones de un programa de computación, establece la grave crisis ecológica creada por el propio ser humano, poniendo en riesgo la vida en la Tierra. Las conclusiones calificadas de alarmantes se han ido cumpliendo haciendo eminente la necesidad de cambiar la gestión de las herramientas tecnológicas, para evitar terminar ahogados con nuestros inventos, como el aprendiz de mago. (O)