El domingo pasado concluyó la centésima edición del Abierto de Australia, y qué mejor manera de festejar ese aniversario que con la mejor final de su historia: la decisión del título de individuales masculinos, en la que se enfrentaron los dos mejores jugadores del mundo, el defensor del título y actual # 1 el serbio Novak Djokovic y el # 2 el español Rafael Nadal.
Toda la expectativa que había antes del encuentro fue totalmente superada por estos dos monstruos del tenis, que lucharon palmo a palmo, sin dar ni pedir cuartel durante casi 6 horas de tenis del más alto nivel, en la final de Grand Slam más larga de la historia. Las reglas de este deporte dictan que siempre debe haber un ganador, pero si hubo alguna ocasión en que un empate hubiera sido lo más justo, fue ésta.
Dos gladiadores que demostraron por qué están en la cima del tenis mundial y por qué han rivalizado en las últimas tres finales de torneos de Grand Slam (Wimbledon 2011, US Open 2011 y Australia 2012). Es que mantener esos niveles de concentración, de resistencia física y mental, de velocidad en las piernas y en la toma de decisiones tácticas, conservando una técnica impecable y elevando los límites humanos conocidos durante 5 horas 53 minutos, es algo muy pocas veces visto. Haberlo vivido ese 29 de enero es un privilegio para todos los que disfrutamos del deporte blanco.
El serbio se coronó campeón por tercera vez en Melbourne Park y consiguió su quinto trofeo de Grand Slam, el tercero en forma consecutiva; solamente le falta Roland Garros para completar el poker de los cuatro grandes, sin lugar a dudas esa será su próxima meta, una tarea pendiente muy complicada, pues tendrá a Nadal con sed de revancha y todas las ganas de mantener su supremacía sobre la arcilla de París.
Nadal, por su parte, debe estar sintiendo una gran frustración, ya son 7 finales consecutivas perdidas frente a “Nole” y eso comienza a pesar en la parte psicológica, probablemente algo similar a lo que le ocurre a Federer cuando tiene a “Rafa” enfrente.
Haciendo un análisis de este partido, pienso que si Nadal desea revertir los resultados adversos contra Djokovic, tiene que hacer algunos cambios y agregar algunos elementos nuevos a su juego; estoy seguro de que tanto él como su equipo de trabajo saben cuales son. El problema es que no es fácil cambiar su esencia, su estilo, su manera de jugar, especialmente cuando esta ha sido tan exitosa y es que básicamente “Rafa” tiene que hacer estos cambios pensando en superar únicamente a un jugador (Djokovic), para derrotar al resto le basta con lo que tiene.
Y, ¿cuáles son estos cambios? Un aspecto muy importante es el servicio, si revisamos las estadísticas de la final, vemos que en porcentaje de puntos ganados con el primer servicio, estuvieron bastante parejos, con un 68% para Djokovic y 66% para Nadal; la gran diferencia estuvo en los puntos ganados con el segundo servicio, con “Nole” ganando un 63% -muy alto-, mientras “Rafa” consiguió solamente el 45% .
Estas cifras tienen dos lecturas, una es que Djokovic devuelve muy bien el segundo servicio, de manera muy agresiva; la segunda es que el saque de Nadal no hace el daño suficiente y le permite al serbio atacarlo, es definitivamente un área en la cual puede mejorar mucho.
El análisis del servicio va de la mano con el de la devolución. Como dijimos anteriormente, Djokovic ataca el segundo servicio de Nadal, y la clave para lograrlo es que toma la pelota cerca de la línea de base, y muchas veces dentro de esta, mientras Nadal espera el segundo saque del serbio por lo menos 3 metros atrás, colocándose en una posición defensiva.
Otra parte de su juego que no le está dando resultado a “Rafa”, es el uso excesivo de su revés cortado, lo puede usar para cambiar de ritmo o para defenderse, pero cuando lo ejecuta reiteradamente dentro del mismo punto, casi invariablemente sale perdiendo.
Otro golpe en el que “Nole” supera a Nadal es el revés paralelo, tiro que el serbio domina a placer y que el de Manacor debe usar con más frecuencia.
Durante el torneo pudimos ver que “Rafa” está buscando hacer más daño con sus golpes, sin embargo, el exceso de top-spin en su forehand hace que muchas veces su pelota caiga corta y, a pesar de que el bote es alto, algo que incomoda a muchos jugadores, el serbio la toma apenas sube y lo pone a la defensiva o logra un tiro ganador.
Otro número que me pareció extremadamente bajo y que Rafa debe buscar incrementar, son las subidas a la red, que fueron solamente 19 -un promedio casi 4 por set- de las cuales ganó 16, para un porcentaje de 84% -muy bueno-, debe hacerle sentir la presión, hacerle saber que no puede jugar pelotas cortas y obligarlo a tirar passing-shots a la carrera, es decir ponerlo a dudar y sacarlo de su comodidad en el fondo de la cancha.
Aparte de estos factores técnicos y tácticos, Nadal tiene otra preocupación, la parte física, otro aspecto en el cual supera ampliamente a sus rivales, con la excepción de Djokovic, quien con un día menos de descanso para recuperarse de casi 5 horas de juego en su semifinal contra Andy Murray, lo derrota en esta épica maratón.
Nadal y Djokovic son dos grandes campeones, que no se conforman con lo que han conseguido, que seguirán buscando formas de mejorar su juego hasta rozar la perfección, el uno para mantenerse en la cima y el otro para recuperarla. Lo importante es que los beneficiados seremos los que seguimos y disfrutamos el tenis y esta fantástica rivalidad.