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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

El agua que no beberás

03 de junio de 2014

Me estoy refiriendo a la que se necesita a cada instante y se encuentra incorporada en mercancías y materias primas formando parte de los servicios, bienes o productos (agrícola, alimenticio, industrial). Esta es el agua que conceptualmente ha sido denominada ‘agua virtual’ y su determinación constituye un indicador eficiente para evaluar las transferencias de bienes y servicios realizadas dentro de un determinado territorio y compararlo con otras regiones, origen de sus importaciones o destino de sus exportaciones.

A mediados del siglo pasado, la comunidad científica del planeta mostró especial preocupación por investigar el deterioro de los recursos naturales renovables originados por su sobreexplotación, como es el agua. Este recurso al disminuir su oferta, ocasiona conflictos, incluso internacionales.

Al respecto, es interesante la publicación de un experto en economía hídrica que destaca el contenido de la placa de bronce localizada en el frontispicio de la Catedral de Quito, testimonio que de allí salió la expedición para descubrir el Amazonas, indicando que esto “generó (al Ecuador) por mucho tiempo la idea de que ellos eran un país amazónico o con derecho al uso de las aguas de dicho río”. Para terminar, el autor agradece a un expresidente de su país que, según su opinión, “hizo un gran papel en cortar dicha idea expansionista”.

Esto nos indica la importancia y la urgencia que tiene identificar y valorar nuestros recursos hídricos y mantener una política y administración eficientes que preserven nuestro patrimonio.

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) destaca la potencialidad de Sudamérica como granero del planeta, contando para esto con sus recursos naturales, como son los hídricos. América Latina tiene el 65% del agua dulce del mundo, riqueza de la cual participamos y que debe ser valorada como una de nuestras fortalezas en los convenios y tratados de libre comercio.

Para reflexionar sobre el ingente volumen de agua que requieren los productos de mercado, tenemos los siguientes datos: la producción de 1 kilo de arroz necesita 3.000 litros de agua, de maíz, 900; de trigo, 1.350; de azúcar, 3.000; de carne, 16.000; una camisa de algodón, 4.100; un par de zapatos, 8.000; una tonelada de acero, 325.000.

Según estos datos, la exportación de una tonelada de arroz significaría la cantidad de agua que necesita todo el año una familia en Santa Elena.

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