Entre los recursos naturales renovables con los que cuenta para su desarrollo el país, sin lugar a dudas el agua ocupa un lugar superlativo; sin embargo, la distribución natural de este recurso tanto en el tiempo (ciclo anual) como en el espacio (geografía) es asimétrica; esta circunstancia condicionó la cultura regional de nuestros antepasados para el aprovechamiento del agua, los cuales en la región andina, con escasez de agua y limitación de suelos agrícolas regables, desarrollaron la cultura del riego mediante acequias para conducir el agua (sistemas de riego), y en la cuenca del Guayas, región con excesos temporales de agua (inundaciones), construyeron diques para controlar los excesos y albarradas para almacenar el agua y distribuirla en épocas secas. En las indicadas circunstancias es evidente que para aprovechar el recurso fue necesaria la construcción de obras cuyos vestigios actualmente son evidencias del talento de nuestros antepasados para integrarse a la ecología existente, habilidad que parece, ahora hemos perdido.
El volumen de agua con el que contamos en el país es suficiente, si nos remitimos a las cifras registradas por el inventario de 1989, donde se estableció que tenemos un promedio cuatro veces mayor al promedio mundial, lo cual seguimos repitiendo no obstante del tiempo transcurrido y que el país ha crecido y su población se ha multiplicado, como podemos observar en la vertiente del Pacífico, en donde se ha multiplicado la superficie de riego de los cultivos de exportación y se han realizado las más altas inversiones agrícolas; no obstante, la disponibilidad del recurso hídrico superficial es ocho veces menor al de la vertiente Amazónica.
En días pasados, tal vez para consolarnos de los perjuicios de los excesos actuales del agua, comentaba entre los campesinos afectados que en la zona andina se pelea por mínimas cantidades de agua para los cultivos y me respondieron diciendo: Espera que llegue la seca y veras a la gente que con su escopeta sale a defender el agua que necesita. Comentario que nos recuerda la urgencia que tiene el Estado para organizar y controlar la distribución del agua entre los diferentes usuarios, sobre todo en lo que respecta al control del agua para la agricultura, que es la actividad que actualmente utiliza el mayor volumen de agua -cerca del 80%-, siendo el denominado riego privado el mayor consumidor, de lo cual el administrador estatal muy poco conoce.