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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

Estados Unidos y China

27 de junio de 2019

En los últimos días se ha agudizado la tensión entre Estados Unidos y China, las dos principales potencias del mundo enfrentadas en una guerra comercial. Varios medios de comunicación trasmiten una narrativa maniquea, que posesiona al bueno, China, víctima del malo, Estados Unidos, que impide la libertad de comercio global. Quién lo hubiera imaginado, el ultraliberal Estados Unidos, ahora es el conservador proteccionista, y la estatista China, ahora es defensora del liberalismo económico.

Pero, ¿de veras están totalmente separados los intereses de Estados Unidos, respecto de los de China? ¿Son los gobiernos los que se enfrentan para mantener la salud de sus economías nacionales? En realidad, los que deciden las políticas económicas comerciales no son sus gobiernos, sino las corporaciones multinacionales privadas.

En ese sentido, los intereses de China y Estados Unidos están más próximos de lo que imaginamos, puesto que sus corporaciones comparten una devoción por el crecimiento económico, el desarrollo de la industria en sus diversas formas, y la explotación infinita de los recursos naturales, para ganar más dinero, beneficiando a los Estados con el relato del crecimiento del PIB y la creación de fuentes de trabajo, para obreros especializados.

Lo que presenciamos es una guerra entre corporaciones que luchan por el monopolio de la industria de productos tecnológicos. Una pista para entender el problema tiene que ver con las materias primas necesarias para producir dispositivos 5G. Para elaborar celulares, computadoras y robots de alta gama, se necesitan componentes que se encuentran en las llamadas “tierras raras”, que concentran una serie de minerales especiales.

China no tiene petróleo, pero posee la mayor reserva de tierras raras y lidera el sistema de separación y extracción de los minerales, a más bajo costo, lo que ampara a la corporación Huawei. Otras reservas menores de Tierras Raras se encuentran en Brasil, Vietnam, Rusia, India y Brasil. Visto así, una fase de la guerra comercial se resolverá en parte, cuando China acepte mantener el cupo de exportación de sus tierras raras a determinados precios.

Como vemos, la guerra comercial entre Estados Unidos y China se reduce a lo que comúnmente la gente denomina “mal reparto”. Qué bueno que América Latina no tenga grandes minas de tierras raras, porque si no ¡zaaazzz! (O)

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