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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

Estados Unidos vs. China

05 de julio de 2018

Las tensiones económicas internacionales tienen su origen en los problemas estructurales de Estados Unidos y su relación con potencias exportadoras, como China, de lo cual deriva la guerra de aranceles desatada entre los dos países. Estados Unidos es el país más endeudado del mundo y uno de sus principales acreedores es China.

Implícitamente, cada norteamericano debe $57.000, lo que significa, hipotéticamente, que si se decidiera saldar la deuda, cada trabajador de ese país debería reunir el total de ingresos correspondientes a dos años de trabajo. El otro problema estructural de Estados Unidos es su déficit comercial muy alto, lo que significa que compra más de lo que vende. El mayor vendedor de productos a Estados Unidos también es China.

Al contrario de Estados Unidos, China, la neopotencia exportadora, tiene una deuda externa comparativamente más baja, que la ubica en el puesto 12 respecto de la lista mundial. La balanza comercial del país asiático es favorable, vende más de lo que compra. En el juego de las relaciones comerciales internacionales, otros países importantes son Alemania y Rusia, los cuales mantienen balanza comercial favorable.

América Latina, como conjunto de países, tiene compensadas sus exportaciones con respecto a las importaciones (Cepal). La situación económica de Estados Unidos es difícil, de lo que se deduce que busca por todos los medios disminuir, si no eliminar, su desbalance comercial y la dependencia que le genera su deuda externa, en momentos en que China busca el predominio del yuan sobre el dólar.

No hay que ser economista para entender que uno de los mercados más activos y geoestratégicos para las potencias del mundo es el de América Latina. Tal vez la estrategia coyuntural de EE.UU. contemple dos objetivos: el incremento de préstamos a América Latina, para generar su dependencia; por otra parte, el impulso de sus exportaciones masivas a este territorio, lo cual solo se puede hacer desplazando a otras potencias exportadoras industriales.

Si lograra el propósito, el mundo podría ser dibujado así: América Latina quedaría controlada financiera y mercantilmente por EE.UU., y a su vez ese país norteamericano seguiría sujeto en lo comercial y crediticio a China. Sin embargo, todo variaría de una manera difícil de predecir si el dólar cae y se entrona globalmente el yuan, considerando que nuestra región vende materias primas al mundo y también tiene deuda con China. (O)

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