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El Telégrafo

Educación para una vida sana y sostenible (1)

17 de diciembre de 2011

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dramáticamente advirtió a los negociadores de los 194 países en la conferencia de la ONU contra el cambio climático en Durban, Sudáfrica,   que en el momento actual “el futuro del planeta está en juego”… “En los Andes, en los Alpes, he visto glaciares derritiéndose, en los polos he visto mar abierto donde el hielo dominaba, he visto tierras áridas donde una vez hubo ríos y grandes lagos, en la Amazonía, en África”.

Día a día aumenta la contaminación del aire, el agua, la tierra y  lo que utilizamos  cada instante de nuestra vida diaria. Lamentablemente, la primera potencia, los Estados Unidos y las grandes naciones emergentes, por sus  intereses hegemónicos, consumistas y económicos, prefieren la destrucción ambiental y humana, que una vida sostenible: natural, sana y sencilla; complementados  con la complicidad de productores de alimentos y medicinas con elementos perjudiciales, fabricantes de artículos y artefactos tóxicos y, de una humanidad inconsciente e indiferente.

El planeta y la humanidad sufren una crisis profunda y total: ambiental, de recursos naturales, alimentaria, espiritual, económica, política y de sentido de la vida. Hay que superar el egocentrismo: el patriarcado, el machismo, las ansias de poder, la figuración, el egoísmo y el consumismo.

Se agota el tiempo para cambiar el rumbo de la humanidad que marcha irresponsablemente hacia su autodestrucción.
Claudio Naranjo, uno de los más eminentes pensadores y educadores, sostiene que “hay que cambiar la educación para cambiar el mundo”. Propone “una educación nueva, una educación de la persona entera para un mundo total” para “entender lo que nos pasa y lo que pasa a nuestro alrededor”… “La educación es para el desarrollo humano integral, y no para formar seres dóciles, manejados, automatizados, sin visión futura, capaces solo de manipular a los demás, producir, vender y contentarse con la pseudodemocracia”.

La educación demanda hacernos un examen de conciencia y auditoría permanente sobre nuestra vida personal: del daño que recibimos, que nos hacemos, el que perjudicamos a los demás y  el impacto ambiental que provocamos. El cambio está entre tener más, destruir más y ser  menos o tener menos, destruir menos y ser más. Ir hacia una vida sana y sostenible que garantice la supervivencia de la humanidad y la vida del planeta.

Si la humanidad despierta ahora y masivamente se ilumina, podemos detener la destrucción ambiental y humana, antes de que sea demasiado tarde.

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