Los dolorosos sucesos ocurridos en días pasados en todo el territorio ecuatoriano, con eventos de violencia jamás vistos, con el ataque a ciudades patrimoniales como Quito y Cuenca, destrucción de la propiedad pública y privada, hechos de vandalismo totalmente injustificados, nos ponen en el reto de encontrar soluciones para que estos actos de violencia jamás vuelvan a repetirse.
Por ello, y partiendo desde nuestro compromiso permanente con la educación, pensamos que debemos proponer un espacio, tanto dentro de la educación regular como de la no formal, para trabajar en la construcción de ciudadanía, que partiendo desde el hogar tenga su extensión natural en la escuela.
Esta propuesta debe englobar valores y actitudes, que se desprenden del hecho de que un buen ciudadano no destruye su ciudad, no la mancha, la pintarrajea, no saca pedazos de materiales de las calzadas ni acude con piedras y palos a expresarse en lo que denominan “marchas pacíficas”.
Una buena ciudadana no agrede a sus vecinos, no coloca obstáculos en las vías para impedir la normal circulación o el flujo de vehículos que transportan a personas, pero también alimentos e insumos para que la gente pueda desarrollar sus actividades productivas.
Considero también que un buen ciudadano no utiliza palabras soeces o denigrantes en las redes sociales, como tan generalmente se observa, agrediendo a las personas, satirizándolas, haciendo burla de los otros.
Una buena ciudadana es solidaria, auxilia a quienes lo necesitan, no se vanagloria de los actos de violencia que comete y no hace apología de los delitos que otros cometen a pretexto de reivindicaciones sociales.
Por ello propongo también desarmar la palabra, porque generalmente las agresiones empiezan con las palabras duras y groseras y luego van al ejercicio de acciones violentas que causan desolación y muerte. (O)