Entre las múltiples consecuencias de la pandemia del coronavirus se encuentra la profundización del desempleo y subempleo, incluidos los sectores económicos medios.
Un aspecto que cada día se está volviendo más relevante es su impacto en la educación: mientras más avanza el tiempo de cuarentena, más los padres se ven expuestos al dilema de solucionar el desarrollo educativo de sus hijos. No solo como proceso, el ir y tomar clases; sino también en el económico. ¿Cómo responder a matriculaciones y pensiones que apenas han disminuido su valor a pesar del entendimiento del deterioro económico, la dificultad e imposibilidad de muchas familias para poder financiar las pensiones en los planteles educativos privados?
Si la mejor estrategia contra el coronavirus es quedarse en casa, debería ofrecerse la oportunidad de utilizar herramientas de educación en casa y ayudar a muchos padres de familia y garantizar el derecho a la educación de sus hijos.
La opción “educación en casa”, en el Ecuador se encuentra parcialmente garantizada en el Acuerdo Ministerial 0067-13 de 08 de abril de 2013. Sin embargo, entre las causas para su aplicación no se contemplan: las dificultades económicas de los padres, la identidad cultural de los mismos y el respeto a sus religiones diferentes.
Además, no está contemplada la Educación en Casa en el bachillerato, aspecto de gran interés en esta época. El Acuerdo Nro MINUDUC-2019-00057-A en el Art. 7 literal c) establece que “la educación en casa “es un servicio educativo de carácter excepcional, aplicable a la educación básica y el bachillerato”.
El gobierno anunció que la jornada escolar en el régimen Costa y Galápagos comenzará el 1 de junio y la modalidad será “Estudiando en Casa”. Pero aún se requiere legalizar la propuesta y es importante que debe constar que se pueden acoger los que se encuentren subocupados, en pobreza o extrema pobreza. El coronavirus exige replantear la educación. (O)