Imagínese el lector el olor de una langosta con coco ahumado o unas láminas de mango con cangrejo. Si no le apetece, acaso un crustáceo con plátano llamado dominico, un risotto de champiñones de Tabacundo o un pepino marinado al vacío. Si no es suficiente un encebollado de atún rojo o un bocadillo de chocho. Eso es lo que podrá encontrar –en las presentaciones de los chefs- en el festival de Ecuador Gourmet, quinta edición, que se desarrolla hasta este domingo en el parque Bicentenario, el antiguo aeropuerto, y donde se incluye variedad de productos que muestran una de las razones del valor agregado para el cambio de la matriz productiva (un tema que hay que verlo como país).
Eso es Latitud Cero, identidad gastronómica www.latitudcero.org que tienen una clave: el evento promueve la biodiversidad de los productos nacionales, el potencial en el área turística y la tradición culinaria del país. Su objetivo primordial es situar al Ecuador como una potencia emergente dentro del mapa internacional. Por eso, no han olvidado desde el mercado urbano –donde los propios productores expenden- hasta un recinto especial de cata, expositores de diversa índole y, algo importante, preparación en vivo de los chefs invitados y conferencias, porque es necesario proporcionar conceptos a estas realidades, que son parte del Ecuador con cultura gourmet.
Esto no hay que entenderlo como una cocina para élites ni nada por el estilo, es únicamente que nuestros productos ancestrales tengan nuevos olores y que estos se puedan compartir en otras geografías. No hay que olvidar que ayer fue el Día Mundial de la Alimentación y el país está enmarcado en precautelar su Soberanía Alimentaria. Hay que decirlo claro: posicionar nuestra gastronomía no debería tener un sesgo crispado por la política (no hay que olvidar las acérrimas críticas por el Mundial del Encebollado).
El propósito, como explican los organizadores, es ser parte del proyecto latinoamericano que, de manera conjunta, promueva la gastronomía de la región al mundo, una iniciativa lanzada por el chef peruano Gastón Acurio, quien puso los platillos del vecino país en un lenguaje contemporáneo y, obviamente, han deslumbrado al planeta.
En la inauguración el embajador de Francia, François Gauthier, inició su intervención con una frase de Napoleón Bonaparte: “Un ejército se mueve por su estómago”, en un país con la mayor variedad de panes del mundo.
Recordó que las “dos civilizaciones” (se refería a Ecuador y Francia, acaso pensando en nuestros señoríos étnicos antes de la llegada de los incas y españoles) tienen en lo ancestral su mayor acervo. No hay que olvidar que hace 5.300 años ya se consumía cacao en Zamora Chinchipe.
El otro punto interesante es la perspectiva desde el Ministerio de Cultura, dicho por Marcelo León. Antes se creía que el patrimonio eran las estatuas, después los paisajes culturales y ahora son también los saberes gastronómicos. Hay que añadir una pizca de gourmet. En el Carchi, si las papas no solo fueran materia prima sino de exportación otro sería el panorama. Y esa también es tarea de sus universidades. (O)