América Latina ha sido testigo de luces y sombras en diferentes procesos de integración. A lo largo de los últimos años, espacios como UNASUR, a pesar de haber planteado propuestas innovadoras y muy prometedoras, no llegaron a implementarse de manera sostenida puesto que no se basaban en lo técnico, sino en lo político y en muchas ocasiones las decisiones quedaban a la deriva del vaivén de los cambios de gobierno. Aunque ese organismo tuvo avances en cuestiones políticas, la preponderancia de los gobiernos de izquierda en la región hizo creer que simplemente las similitudes ideológicas y políticas eran condiciones suficientes para lograr una integración regional, haciendo que no se logre consolidar temáticas como la nueva arquitectura financiera regional o la creación del Banco del Sur. Experiencias como UNASUR nos enseñan que los proyectos de integración no pueden responder únicamente a la retórica y a las promesas ideológicas de refundación y unidad.
Por su parte, uno de los procesos de integración más exitosos ha sido la Comunidad Andina de Nacionales (CAN), donde sus países comparten un elemento en común: su identidad. Con este elemento, no solo formaron el Pacto Andino donde se reconoce la diversidad e interculturalidad, sino también la integración. La CAN ha logrado ser en estos años un referente para la región logrando así la consolidación de importantes proyectos relativos a economía, migración, educación, entre otros.
El 17 de julio, Ecuador asumió la presidencia pro témpore de la CAN con varios desafíos en medio de un escenario de pandemia que ha dejado múltiples secuelas económicas, sociales y sanitarias. A esto se suma la importancia de fortalecer el multilateralismo y la cooperación regional que genere mayores oportunidades y beneficios a los 111 millones de ciudadanas y ciudadanos que conforman este bloque. Adicionalmente, de acuerdo a lo señalado por el primer mandatario Guillermo Lasso, un eje sustancial será el fortalecimiento de la democracia para nuestra región. De esta forma, se prevé que Ecuador potencie temas comerciales, económicos y sociales, pero que también fomente aspectos tecnológicos y científicos importantes para el desarrollo de los países.
Hay que enfatizarlo, la CAN es el único proceso de integración, propiamente dicho, del cual el Ecuador es parte. Es tarea de los Estados miembros fortalecer y profundizar este espacio que lleva más de medio siglo de vida institucional.