Un estudio realizado por Conservación Internacional describe al Ecuador como uno de los 17 países megadiversos; con 9,2 especies por km cuadrado, ocupa el primer lugar en biodiversidad -no describe las causas que originan este prodigio-.
Nuestro país ocupa un lugar de transición entre los Andes nórdicos y los Andes centrales. El límite entre estos dos segmentos del cinturón andino está marcado por sistemas de fallas y estructuras de dirección este-oeste, las cuales representan el factor que más ha contribuido para hacer del Ecuador el país con la mayor biodiversidad de la Tierra. Ilustramos al lector con algunos ejemplos:
Cuando realizamos un viaje desde la ciudad de Cali hacia el sur, nos movemos por la fosa interandina, estructura típica de los Andes nórdicos, caracterizada por estar rellena de rocas volcánicas y limitada por dos filas de volcanes, que coronan las cordilleras Occidental y Real. Al pasar Riobamba, la fosa interandina comienza a estrecharse y a la altura de Chunchi desaparece al igual que los grandes volcanes. Hacia el sur, para los Andes centrales, son características las cuencas sedimentarias lacustres de edad miocénica y clima subtropical: Biblián-Azogues-Cuenca, Loja-Malacatos-Vilcabamba y otras.
Así mismo, cuando viajamos desde Santiago de Chile al Ecuador, nos movemos por la fosa de Atacama, ubicada entre las cordilleras de la Costa y Occidental. La fosa está rellena de rocas volcánicas que culminan con las arenas del desierto de Atacama -el más cálido y seco del mundo-. Al aproximarnos a la frontera entre Perú y Ecuador, la fosa y el desierto desaparecen, debido a la presencia de la cordillera de Tahuín contra la cual chocan. Sin embargo, los vientos cálido-secos de Atacama se dejan sentir en la zona austral del Ecuador durante gran parte del año.
Al suroeste de Colombia se ubica la cuenca de Atrato-San Juan, una de las más cálidas y húmedas del mundo, misma que continúa a lo largo de la costa ecuatoriana, al llegar a la península de Santa Elena esta cuenca se estrecha y desaparece debido a la presencia de la cordillera de Chongón-Colonche. Sin embargo, en determinados meses del año los vientos cálido-húmedos del norte se dejan sentir en toda la península de Santa Elena.
Es importante, además, señalar la influencia que han tenido la erosión y la acción geológica del agua y de los ríos, en la modificación del clima, del paisaje, la morfología del terreno y la biodiversidad. El agua superficial y los ríos al descender del altiplano, a través del tiempo geológico, han modificado el relieve y han abierto enormes ventanas que atraviesan las cordilleras, para luego llegar a las planicies costanera y oriental. A través de estas ventanas los vientos cálido-húmedos que ascienden desde las llanuras, al igual que los templados y fríos que descienden desde el altiplano, modifican el clima, la fauna y la flora de todo el territorio nacional.