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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

Ecuador: La elite subordinada

28 de diciembre de 2023

Por lo general los estados modernos en sus diversos formatos, incluyendo los que se conciben como democráticos diseñados con funciones contrapesadas, son operados directa o indirectamente por grandes poderes económicos. En el marco de la complejización de la globalización, estos poderes operan a escala nacional o internacional. Tales poderes, aunque necesitan los espacios políticos y estatales, tienen como su razón de ser la ganancia. Cada vez más, esa ganancia es obtenida por medio de actividades no solo ilícitas, sino contrarias a la sociedad y a la vida, como es el caso del comercio de estupefacientes y trata de cuerpos. Por supuesto, siempre existe una sociedad civil, que resiste el avance de esta enfermedad propia de este momento histórico y se articula legítimamente vendiendo su fuerza de trabajo.

La singularidad de Ecuador, en la coyuntura actual, ha sido el rápido acoplamiento a la compleja cadena de comercio mundial irregular, aprovechando la localización, el enredado sistema de puertos y la exportación de productos exóticos tropicales. Lo inusual, aunque habría que realizar estudios comparativos, es la estrategia usada para penetrar al Estado ecuatoriano, por medio, al parecer, de la función judicial. La hipotética toma de la función judicial, por medio de actores emergentes, se produce en medio de una feroz guerra de la clase dirigente nacional, reflejo de la medición de fuerzas “intraburguesas” enfrentadas por los beneficios de un periodo de crecimiento mundial promovido por la fase de industrialización tecnológica. Partida la clase dirigente ecuatoriana y tomada la función judicial, se habría producido el fenómeno de la subordinación de los tradicionales grupos de poder, sometidos por nuevos grupos lumpescos que controlan parte del Estado, tienen capital y armas. En términos históricos, se trata de un momento inédito. Es notorio que la elite dividida no sabe cómo actuar porque sienten por primera vez la subordinación y el dominio, aunque no lo racionalizan. Parte de la elite, no querría perder los beneficios de los grandes negocios sucios y prefieren la subordinación engañándose así mismo bajo el argumento de que están en la cúspide del éxito político o empresarial; otro fragmento de la elite quizás intente salvar a un país como Ecuador, que no solo es un milagro histórico, sino además su propio mercado casero.

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