Este jueves 24 de mayo de 2022 se debatió la Ley de Inversiones, el proyecto fue archivado y seguiremos en las mismas condiciones que antes, condiciones de las cuales casi nadie está contento por la falta de empleo, la falta de inversión y la escasez de posibilidades. Con el archivo de esta Ley, ¿de qué se perdió el país?
La Ley de inversiones giraba en 3 ejes fundamentales: alianzas público privadas, digitalización del Estado y atracción de inversiones basados en zonas francas y mercado de valores. El texto contemplaba una correcta regulación para fomentar la inversión y dar un paso al futuro, ante lo cual los comentarios de algunos asambleístas sólo dejaron notar que ni siquiera abrieron la Ley. Eso, o se pararon de la manera más descarada a proferir mentiras en el pleno de la Asamblea a la hora del segundo debate. La mentira más repetida fue la de la privatización del agua y de CNT.
Cuando se señala algo obvio, es mejor ser brutalmente honesto: el Estado no tiene capacidad para prestar servicios y administrar bienes de manera adecuada.
Se puede pensar que el problema es la falta de presupuesto, pero no es así. En realidad la dificultad del Estado radica en la incapacidad de gestionar los presupuestos. Vemos como ejemplo a la errónea gestión de muchos de los servicios básicos como salud, en donde pese a que el presupuesto es relativamente bueno, algunos hospitales pasan desabastecidos y prestan servicios indignos. Hemos visto como dejan caducar medicinas que son requeridas a diario por pacientes. Ya me dirán ustedes si conocen a alguna farmacia privada que haya cometido ese tipo de atrocidades. Seguramente no, porque perder medicamentos para un empresario farmacéutico es perder dinero, y perder dinero significa a su vez perder el pan que lleva a la mesa de su casa.
El dinero es el motor que mueve a las gestiones privadas, por lo tanto, los empresarios buscan la manera generar la mayor cantidad de ingresos, eso significa, entre otras cosas, luchar para conseguir eficiencia y al mismo tiempo rentabilidad.
El privado tiene un pensamiento muy arraigado de hacerlo todo por sus clientes para obtener más ingresos. Así el cliente se beneficia de la competencia sana del mercado.
Pensemos en los sectores en donde las alianzas público privadas pueden darse favorablemente, empezando por el lote de terreno que costó 2.000 millones de dólares en manos del innombrable, al que llamó refinería. Si en realidad hubiera sido necesario gastar tanto, con inversores privados la refinería ya estaría dando frutos. Y así mismo podemos ser críticos con la digitalización del Estado, la prestación de servicios de salud, la gestión de seguridad ciudadana, etc.
El proyecto de Ley de Inversiones contemplaba una posibilidad de que ciertos sectores sean gestionados con la experiencia privada, porque el Estado no sabe como hacerlo. Llevamos sufriendo mas de 15 años por digitalizar servicios y no se hay éxito. No me imagino la cara de los que presiden la Federación de Notarios, que ven cada vez más lejos la regulación de su actividad a través de medios digitales.
¿A quién agradecer? Pachakutik, UNES y según advirtió Lasso minutos antes de la votación, a la ID. Empecemos por Pachakutik, que fundamentó su negativa en que se privatizaría el agua, cuando el artículo 3 de la Ley indicaba la prohibición de delegar la gestión del agua -emoji de manito en la cara-. Solo era cuestión de leer.
Pero los de UNES fueron los mas rudos. Doy por hecho que esa bancada tampoco leyó la Ley, porque sus discursos despotricaban en contra, argumentando que el proyecto solo favorece a la “banca” y al “banquero”. El proyecto poco hablaba sobre reformas a la bancarias; por el contrario, regulaba las actividades de los fideicomisos mercantiles y mercado de valores que hoy sirven a muchos para estafar y materializar actos de corrupción. Recordemos que los bancos se regulan a través de la Codificación de Resoluciones de la Superintendencia, para reformarla no es necesario pasar un proyecto de ley a la Asamblea. No leyeron, pero eso sí, insultaron y gritaron quejándose de todo y sin proponer nada.
El Estado es un gigante deprimido, quiere todo pero no hace nada por alcanzarlo, en su lugar sólo se queja y hace responsables a todos menos a él mismo. Para los socialistas que nos mantienen donde estamos, la culpa es del rico, del banco o del gringo, nunca propia. Teníamos una salida para avanzar, conseguir inversión y dinamizar la economía, y aunque jamás podré decir que esa Ley era perfecta, sí era acertada y motivaba.
Ecuador seguirá en la depresión porque sus representantes eligieron quejarse en lugar de actuar y ahora sólo podemos esperar un año mas para debatir un proyecto similar.