Durante el apogeo del régimen de Rafael Correa en el mes de diciembre del año 2014 se inauguró el edificio sede de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), lo que ocasionó al país un gasto de $43’598.223 que costó la construcción que tiene 20.317 metros cuadrados, aunque después se dijo que el gasto total llegó a $ 60 millones por las obras adicionales.
Y es que han pasado seis años y algo más y ese organismo creado a la luz del mal llamado “Socialismo del Siglo 21” virtualmente ha desaparecido por el retiro de varios países, entre ellos Ecuador; pero de otro lado ya se han puesto los ojos y las manos en esa edificación que es el monumento a la ofensa a la dignidad nacional por lo que costó y el despilfarro de los recursos que bien pudieron servir para otros fines y que a lo mejor también formó parte de esa asociación ilícita para delinquir por la que ya fue juzgado su mentor y se colocó una placa en el viejo edificio de Carondelet como medida de reparación.
Es inaudito que se quiera convertir ese edificio lujoso, en la “Casa de la justicia ecuatoriana” justamente cuando esta Corte Nacional juzgó a quien fue el mentalizador de ese mamotreto que viene a ser expresión de la corrupción de la “Década robada” para hoy decir que se va a “hacer o administrar justicia” en nombre del pueblo soberano.
Muy distinto es el edificio del Ex Filanbanco en donde funciona la Corte Nacional, porque ideológicamente no significa nada frente al edificio de UNASUR, puesto ese palacio es la expresión del ego de quien fue juzgado por los jueces que hoy quieren usar ese espacio.
Y es que no solo es eso, sino que llevar la Corte Nacional a la mitad del mundo a 15 kilómetros de Quito, es afectar un derecho fundamental como es el acceso a la justicia por los costos que ello implica además de la afección a quienes prestan sus servicios como son los funcionarios judiciales. Y si es que el dinero sobra en el Consejo de la Judicatura que se lo invierta en la modernización del sistema de justicia que tanta falta hace. La mujer del César no tiene que ser, sino parecer ser.