La humanidad está redescubriendo las bellezas de todo el planeta a través de los drones que nos brindan una óptica hasta hace poco reservada a fotógrafos de élite que tenían los auspicios económicos de grandes empresas para contratar avionetas o helicópteros desde los cuales hacer tomas aéreas que nos sorprendían y que solo podíamos imaginar de nuestro país.
Con la aparición de los drones ahora podemos disfrutar de imágenes incluso mejores que las provistas desde avionetas que no pueden descender tan bajo como un dron que se puede colar entre grandes edificios, circunvalar monumentos, sobrevolar centros históricos, sin el estruendo ni la peligrosidad de un helicóptero.
Ver como los humanos nos movemos desde una altura de 50 metros puede ser mas fascinante que desde 500 metros. Esta nueva panorámica aérea a pocos metros de altura es considerada un redescubrimiento de cómo los humanos interactuamos, aunque es la geografía natal la que más nos impresiona. Tal es la fuerza de esta tendencia que un canal de tv ya tiene una sección de tomas aéreas.
La unión de ríos que visitamos toda la vida y que siempre nos pareció maravillosa, alcanza el grado de sublime cuando la vemos desde el aire, en tomas lentas en todas las direcciones que nos muestran una panorámica que estaba solo reservada para las aves, cuyo monopolio paisajístico les ha sido arrebatado por la tecnología de estos cuadracópteros que en nuestro país son cada día más numerosos. Estamos maravillados con las bellezas que abundan, tanto como con los nuevos pilotos-camarógrafos, que son muchachos audaces o adultos arriesgados que invierten y vuelan solo por el placer de compartir sus alucinantes imágenes.
Un uso más comercial de los drones no se hizo esperar y ya tenemos empresas que ofrecen seguridad a camaroneras, inspección de cultivos, fotografía aérea para municipios, planimetrías, y cuando tenemos derrumbes en carreteras son los drones los primeros en dar un diagnóstico que permite una utilización más efectiva del equipo pesado con más seguridad para sus conductores.
En Ecuador hay varias personas y empresas que comercializan los drones y sus repuestos a precios razonables y a la velocidad con la cual cambia su tecnología, que mejora sustancialmente de un modelo a otro y ya tenemos en el mercado el Phantom 3 de la marca Dji, el mismo que deja atrás a todas las versiones anteriores en cuanto a calidad de la cámara que filma en 4K, muy superior al HD -high definition- con un alcance de hasta dos kilómetros de distancia y 500 metros de altura. Permite volar sin tener que ver al dron, tiene retorno automático y ya viene con restricciones a ciertas zonas como aeropuertos, donde ni siquiera despega, lo que evita que cualquier imprudente ponga en peligro a una aeronave comercial.
Ecuador está por ser redescubierto desde el aire y poco a poco disponemos de imágenes que nos permiten promocionar de mejor forma los bellos entornos de nuestra diversa geografía, lo que constituye un inesperado, pero fabuloso apoyo al turismo de cada rincón patrio que ahora es disfrutado a través de las redes sociales, espacio que ha dejado atrás a los portales web. (O)