Jorge Glas está en libertad, vive en su casa, su pena se redujo de 14 a 8 años y no ha devuelto un solo centavo de lo que se robó. ¿Dónde está el dinero?
El pasado 25 de enero una jueza concedió a Glas un recurso denominado unificación de penas. Este recurso estaba contemplado en el Código de Ejecución de Penas que fue derogado en el 2014, cuando se promulgó el COIP, lo que le permitió reducir la pena de 14 años de prisión, a solo 8.
La posibilidad de aplicar la norma derogada se da porque el señor cometió los delitos cuando el mencionado Código estaba vigente, es decir antes del 2014. La normativa internacional y los principios constitucionales indican que se puede aplicar una ley derogada cuando se cumpla con ciertos requisitos e invocar el principio de favorabilidad al reo. Las condiciones eran benevolentes para Glas, así que la jueza no tenía nada más que hacer, que aceptar la solicitud de la defensa de Jorgito.
Después de esto, en aplicación de la misma norma y principios, Glas puede optar por solicitar la prelibertad. Al haber cumplido dos quintas partes de la pena impuesta, su caso es candidato. Con el precedente que dejó la jueza, es casi imposible que le nieguen la prelibertad, desde el punto de vista legal.
Ahora mismo el principal secuaz de Rafael Correa, goza de una vida tranquila en su casa y con su familia. Come bien, está bien atendido, ha dejado de ver sangre en las paredes (su justificación para salir de la cárcel). Se mantiene en perfil bajo en lo político, para no despertar el odio de quienes sufrieron las consecuencias del robo continuado por más de 10 años, mediante el cual desfalcó al estado en más de 14 millones de dólares.
Por su parte, son más de 7 millones de dólares que Jorgito debe devolverle al Estado ecuatoriano y no lo ha hecho. Su casa la mantiene, nadie le ha incautado los bienes ni le ha obligado a que devuelva el dinero que se robó. De hecho, con ese mismo dinero robado, paga abogados a cada rato para evadir la prisión, utilizando recursos legales complejos.
En el otro lado, está el sistema judicial que gobierna la balanza de la justicia en Ecuador. El Consejo de la Judicatura nada dice sobre recuperar el dinero que se roban los funcionarios. Sus absurdas medidas de gestión se limitan únicamente a decir que hicieron miles de audiencias y sentenciaron a los corruptos. ¿Y el dinero? Ya lo he dicho varias veces, al Estado ecuatoriano no le sirve de nada que Jorgito esté en prisión, le sirven los dólares para poder pagar medicinas, construir hospitales e igualar sueldos de maestros, entre otras cosas.
Sería mucho pedir a la actual Asamblea que regule los índices de gestión de la Función Judicial, porque solo sirven para debatir sobre el día del bizcocho, justo cuando el país atraviesa uno de los momentos más duros de la historia. Mejor ser exigentes con las futuras representaciones, esta ya la damos por perdida.
Glas obtendrá su prelibertad y empezarán los cantos del mártir al que los descerebrados llamarán héroe. Lo amarán porque su discurso incluirá la palabra inocente tantas veces que el vulgo se lo creerá. Los recursos legales de los que se ha hecho valer para estar en libertad son tan complicados de entender, que lo único que quedará en la mente es que le devolvieron la libertad. Así funcionan las masas, lastimosamente. Pondré mi granito de arena y de vez en cuando me encargaré de recordarles que Glas no es inocente, está cerca de cumplir su pena por corrupto, que es muy distinto.
Enhorabuena por la aplicación de medidas favorables para los reos, ese respeto de la Ley debe prevalecer por sobre cualquier sentimiento, aun cuando se trate de quien se robó el dinero de los pobres. Lo malo es que Jorgito muestra tranquilamente dónde está el dinero; no lo esconde, lo goza a vista y paciencia de sus víctimas.