En el marco de la reinstitucionalización de la Cancillería del Ecuador, impulsada por su titular, el embajador José Valencia, luego de 8 años de haber permanecido cerrada por decisión inconsulta del Gobierno anterior, se reabre la Academia Diplomática, lo que constituye una importante noticia, pues sabemos que la globalización se consolida en el mundo, lo que implica que nuestro país se desenvuelve en esta materia entre dos retos enormes: concretar los intereses estratégicos en la arena internacional, y potenciar la misión y prioridades del Estado nacional sintonizándolas con la realidad cosmopolita. Para lograr esto se hace imprescindible contar con funcionarios de la más alta capacidad, conocedores a fondo del país, preparados en ciencias internacionales y destrezas diplomáticas y consulares.
La Academia Diplomática es un centro de formación especializada en relaciones exteriores, por lo que está orientada a formar un servicio exterior profesional, es decir, no politizado, incompetente ni ideologizado, sino lo contrario, dotado de las herramientas necesarias para trabajar en los distintos espacios de representación diplomática requeridos según objetivos estratégicos definidos sobre temas variadísimos. Ese desempeño profesional está condicionado y resulta clave para que el Estado concrete sus obligaciones con la sociedad; grandes objetivos de la planificación nacional están vinculados y dependen cada vez más de concreciones en el terreno exterior, principalmente a través de nuestras representaciones oficiales.
Después de años de desinstitucionalización del servicio exterior y de perjuicio a la imagen y al posicionamiento internacional de Ecuador, época penosa de la historia reciente, cuando la Cancillería fue tomada por aventureros de baja laya como botín político e instrumento funcional a los intereses del caudillo de turno, la reapertura de la Academia Diplomática es, sin lugar a duda, un logro que celebramos. (O)