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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

Dinero para las universidades

17 de noviembre de 2018

Gobernar en esta crisis reconozco que no ha de ser tan fácil, ser Ministro de Finanzas tampoco. Pero todos sabemos que donde está el corazón está la plata y en este régimen pretenden disminuir presupuesto a las universidades públicas y cofinanciadas justo en el momento que la demanda por más cupos para ingresar al sistema de educación superior se ha exponenciado.

Los esfuerzos de las universidades públicas por incrementar los cupos en distintas carreras han sido enormes. En la Universidad Central, por ejemplo, bajo el rectorado y liderazgo de Fernando Sempértegui, se ha trabajado consistentemente en esta dirección, puesto que es una demanda ciudadana y social crucial; en este contexto, se recibieron 7.200 bachilleres en este último semestre en las 65 carreras ofertadas. Disminuir el presupuesto sería un golpe mortal a esta gran voluntad política y académica.

No se crea que la inversión pública en educación superior es significativa en el país, apenas llega al 1,14 por ciento del PIB; esto implica apenas 2.500 por estudiante por año. Este valor, frente a la descomunal cifra que significó la inversión en Yachay es irrisoria, allí se invertía más de $ 8.000 por estudiante en el régimen anterior.

Por ello, cuando los correístas se rasgan las vestiduras por la disminución actual del presupuesto a las universidades hay que tomarlo con pinzas: ellos permitieron que existan universidades de privilegio como fueron las denominadas emblemáticas, que de ese adjetivo tuvieron muy poco. Esto consolidó no solo la marginación al interior del sistema de educación superior sino también el desprecio a las universidades públicas.

La crisis originada en el nefasto sistema de ingreso implementado en la década anterior aún no ha sido superada. Hay una situación muy seria de jóvenes que postulan innumerables ocasiones y no se les abren oportunidades en el sistema universitario. Un recorte presupuestario en estas condiciones solo agravaría la situación, ya de por sí alarmante de estos jóvenes y sus familias. La política económica del régimen debe poner la plata en el futuro de estos jóvenes y no en su fracaso. (O)

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