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El Telégrafo
Byron Villacís

Dilución social

07 de septiembre de 2018

Aunque de forma restringida, es posible a veces entender la dinámica social a través de constituciones físicas. La crisis del 99 casi desintegra por completo al país, sembrando el advenimiento de una etapa de condensación desigual y silenciosa. Sobrevivimos a pesar de tener descabezadas instituciones esenciales y a pesar del constante desequilibrio político. Resalto una característica: inestabilidad.

El 2007 inauguró una década de solidificación polarizada. El proyecto político dominante propuso un programa con dirección académicamente definida, apoyado en un sistema de comunicación que obtuvo, en el primer lustro, identidad y legitimidad. Con desigualdad inicialmente decreciente y activa participación de lo público, el país participó ineficientemente de bonanzas económicas, y cayó en el peligroso terreno de homogeneización y concentración. Agrupaciones sociales sufrieron estandarización, y las categorías de disputa se redujeron, provocando agotamiento de creatividad. El segundo lustro fue tumultuoso y pastoso, propios del desgaste y de estructuras inflexibles que terminaron derritiéndose. Resalto una característica: estabilidad relativa. Aunque con estilos agresivos, la solidificación polarizada fue bruscamente predecible.

En 2017 llegó la dilución y sublimación. Tensiones retenidas se desataron abruptamente provocando agitaciones violentas pero controlables. No pocos argumentan que es una reacción planeada para generar nostalgia de condensación. La estabilidad ya no es percibida, lo que abre escenarios atractivos, pero también perturbadores y difuminados. Entidades sociales nuevas y antiguas se empiezan a agrupar, pero la solidificación nunca sucede en campos horizontales. El reacomodo depende de capital originario, que a su vez sufre de enfermedades conocidas: le encanta concentrar poder. ¿Lecciones? Me atrevo solo a una: quien tenga hoy un ápice de influencia tiene la dramática tarea de institucionalizar, de solidificar. La otra opción son interminables remolinos estacionales.  (O)

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