Plenitud de una reciente tarde de invierno tropical. El Sol lo abrasa todo, aun el interior de un taxi pasado de tiempo con algunos dispositivos ausentes.
“¿Aire acondicionado? No señorita. Este carrito es bastante viejo y no es mío. Mire que un año antes de que subiera este gobierno, yo tenía un taxi y tuvo que salir de circulación por lo antiguo.
Pero cuando lo entregué, no me devolvieron el cupo que debieron dármelo y en cambio se quedaron con él.
Yo sé que si hubiera entregado mi carro durante este Gobierno para acogerme al programa de chatarrización, otras hubieran sido las cosas y hoy tendría mi taxi propio, nuevo y con aire acondicionado. Pero me quitaron mi cupo y ahora debo alquilar este vehículo para poder trabajar y mantener a mi familia”.
El hombre debe tener algo más de 60 años y se lo ve cansado. Pero más importante que eso, se lo siente decepcionado, entiendo que por la pérdida de su principal herramienta de trabajo.
No obstante, lo anima su espíritu de comunicación y continúa conversando. “Como usted dice, no ha existido ningún presidente en el país, después de Alfaro, que se haya preocupado tanto por beneficiar al pueblo como Rafael Correa.
Y sin embargo, hay gente malintencionada que miente y engaña para hacerle daño al Presidente. ¿Pero sabe por qué? Porque se les están acabando sus privilegios a quienes antes dominaban el país, podían cometer delitos y eran intocables”.
Y yo añado: Porque su principal preocupación, en la mayoría de nuestros primeros magistrados anteriores a Correa, era llenar sus propios bolsillos y los de su entorno cómplice.
-Yo no soy “ni escribido ni leído” como dice nuestro pueblo, añadió el taxista. Pero sí entiendo algunas cosas que otros esconden.
Por eso me pregunto por qué se ha mantenido escondida la existencia de esa inmensa mina de cobre que solo en este Gobierno hemos podido conocer y que puede resolver muchos problemas de la nación.
Porque es imposible que algo de tanta importancia para nuestra economía ningún Gobierno anterior lo haya analizado y nos haya dado esa buena noticia. ¿O será que estaban tramando algo para beneficio únicamente de ellos?
…Sigo insistiendo en que la vida es un permanente aprendizaje, sin importar en dónde ni cómo se aprenda.
Podría ser a nivel académico, aplicando todo el rigor de la ciencia, o podría ser a bordo de un taxi con todo el calor de una tarde de invierno tropical, aprendiendo conceptos de un viejo conductor decepcionado por haber sido despojado de su cupo que le da derecho para trabajar en un taxi de su propiedad. ¡Caramba! Cuánta sabiduría se puede encontrar en nuestro pueblo y aprender tanto de ella.