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El Telégrafo
Fredy Lobato

El día después

20 de julio de 2019

Francisca Frisone y Yuleina Carmona se constituyeron en la primera pareja en ejercer el derecho al matrimonio para personas del mismo sexo en Ecuador el 17 de julio, a un mes y cinco días de que la Corte Constitucional aprobara este derecho. Ambas habían contraído matrimonio en Ciudad de México, pero consiguieron nacionalizar el documento apostillado de su unión en el Registro Civil de Quito.

Al día siguiente, Alexandra Chávez y Michelle Avilés consagraron el suyo en Guayaquil. Los registros se hicieron con total normalidad, sin contratiempos, salvo el caso de una negligencia por parte de un funcionario del Registro Civil en Guayaquil, que trabó el casamiento de José Campi y Martín Cordero, esposados en Estados Unidos, por una formalidad en la apostilla del documento estadounidense, traba que debe ser superada.

Estos hechos han sido debidamente noticiados por medios nacionales e internacionales, al ser hitos históricos para Ecuador; y los compromisos fueron celebrados seguramente a lo grande con cada pareja. La pregunta es: ¿Esta realidad -la felicidad de estas parejas y las más de 70, hasta el cierre de esta edición- ha generado algún cambio en las vidas de otras personas, de todos aquellos que hasta golpes en el pecho se dieron por condenar la felicidad de personas que ni siquiera conocían?

Un “constitucionalista”, en clara postura discriminatoria y regionalista, llegó a calificar que lo del matrimonio “era un afán de serranos o quiteños, porque en Guayaquil les gusta casarse a los hombres con mujeres y viceversa”. La realidad es que en la Perla -quizá por fiestas julianas- hubo más entusiasmo en casarse. El Registro Civil, que organizó un casamiento masivo en el puerto, hubiera invitado a esas parejas LGBT a participar en él.

Preguntaba la abogada y activista María Gabriela León: ¿Se acabó la vida a alguien? ¿Desapareció alguna familia? ¡No pasó nada! Sin embargo, el discurso violento, insultos y amenazas en redes y la homofobia diaria sí alteran la vida y seguridad de personas LGBT. Derechos así, de a poco, vencen esos prejuicios. ¡Felicidades a las parejas, felicitaciones a Ecuador! (O)

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