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El Telégrafo
Luis Rosero

Destape en campaña americana

08 de agosto de 2016

La campaña presidencial de EE.UU. comenzó con ataques entre los candidatos y filtración de información que dejan entrever sus acciones, táctica y estrategias. Cada uno apunta a ciertos segmentos de la población, buscan convencer de que están capacitados para gobernar y resolver los problemas el país.

Trump sigue con conflictos en el Partido Republicano (PR). Desde las primarias, algunos candidatos y seguidores manifestaron que no votarían por él. Un legislador republicano por Nueva York y una influyente republicana declararon que votarían por Hillary. Trump no apoya al Presidente de la Cámara Baja, republicano, a la reelección de su curul y, el candidato vicepresidencial de este, apoya al líder de dicha Cámara. Hay una lucha del candidato con la cúpula. Las bases están descontentas con el PR, por no responder a sus aspiraciones, de lo que se aprovechó Trump en las primarias.

Las ofensas al padre de un militar musulmán norteamericano, la expulsión de un bebé lloroso de un mitín, la acusación a Sanders, por el apoyo a Hillary, de haber pactado con el diablo, etc., son al parecer desatinos de Trump. Sin embargo, al parecer, forman parte de su táctica electoral. En un artículo anterior dije que, en su libro El arte de la Negociación, su máxima es “La clave última de promoción es la osadía. Juego con las fantasías de la gente”. Usa la polémica, el sensacionalismo, el protagonismo, la provocación, etc. para promocionarse, llamar la atención y hacerse propaganda.

Es un showman, como lo demostró en el programa de TV El aprendiz del que fue presentador. También, ser xenófobo, misógino, machista, etc. se alinearía con su táctica para conseguir votos del de la clase media blanca descontenta. Aparece defendiendo el empleo acusando a los migrantes, a los TLC y empresas, que trasladan sus matrices al exterior, de generar desempleo de los trabajadores, con el afán de ganar los votos de los estos. Como empresario exitoso, vende la idea del sueño americano y de recuperar el poderío y liderazgo mundial de EE.UU., bajo su conducción.

Del lado demócrata, la filtración de correos de dicho partido por WikiLeaks revela la intención de la cúpula del partido de afectar en las primarias a Sanders y que Hillary promovió el derrocamiento de Gadafi en Libia y ordenó armar a los yihadistas en Siria. Por otro lado “el portal The Canary publicó que Hillary, desde 1990-1992, formó parte de la dirección del gigante industrial francés, Lafarge, al que se lo acusa de financiar en secreto al Estado Islámico. Lafarge fue incluida en la lista anual de donantes de la Fundación Clinton el año pasado”. Hillary acusó a Rusia de la filtración y de que actuó en función de los intereses de Trump.

La estrategia demócrata se basa en acusar a Trump de no estar capacitado para ser presidente. Él, ya sea por táctica o desatino de sus propuestas y la pelea con la cúpula del PR, ha caído en las encuestas, y Hillary lo aventaja en 10 puntos. Al parecer, la batalla electoral la está ganando la candidata del establishment pero más por los errores del rival. (O)

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