Se “reanudan las clases presenciales”, es uno de los anuncios que aparecen en los principales medios de comunicación. Tras este comunicado, los padres de familias son los primeros en preguntarse ¿envío o no a mis hijos a estudiar de manera presencial?, debido a que pandemia aun no termina, dilema que deja a la derriba a la educación virtual.
Este anuncio, causó novedad cuando de apoco el Ministerio de Educación, y la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) tranquilizaron a la parte educativa, que el retorno a las clases presenciales es progresiva y voluntaria. Con esta disposición, quedan más inquietudes, que aciertos desde la docencia y estudiantes.
El mismo hecho de retornar a clases presenciales, los docentes debemos planificar para que sus clases lleguen a los estudiantes que eligieron la modalidad presencial, así como para quienes continuaran clases desde sus hogares. Pero, además surgen otras inquietudes, dentro de las instituciones educativas públicas, el acceso limitado a internet es uno de los inconvenientes.
Para la docente Mireya Camino, de la Unidad Educativa Josefa Calixto, parroquia Rumipamba, cantón Quero, provincia de Tungurahua, nos cuenta una experiencia vivida con un grupo de maestros, al probar todos al mismo momento la conectividad de internet desde el establecimiento educativo con sus estudiantes. No lograron los docentes, mantener al cien por ciento sus clases virtuales con sus alumnos, debido a la saturación del servicio.
Esta problemática, de educar en línea desde los planteles educativos, lo sienten la mayoría de centros educativos públicos ubicados en el sector rural y en poca escala en lo urbano. No han logrado que todas las instituciones escolares cuenten con acceso a internet de altas prestaciones, y muchas de las veces los docentes han tenido que gastar de sus bolsillos para contratar planes de internet.
En conclusión, el regreso a las clases presenciales, apuesta al gran desafío de no contar con el acceso frecuente a internet, para impartir clases desde sus lugares de trabajo. Sin embargo, en las zonas rurales del país, se debe continuar con el uso de libros de textos del Ministerio de Educación, para proseguir con las clases presenciales y virtuales.