Si la prensa, revistas y medios en general tuvieran la obsesión de presentar la verdad desnuda como les gusta presentar a la mujer, habría más objetividad y menos mentiras, difamación, dimes y diretes. Además de que podría aumentar considerablemente el porcentaje de información y de noticias sobre lo positivo que ocurre cada día, reduciendo a sus justas proporciones el espacio consagrado a crímenes, asesinatos, robos, violaciones, traiciones y violencia. Es cierto que la criminalidad y la inseguridad van en aumento en el mundo por la corrupción que ha invadido todos los ambientes, pero no es menos cierto que a diario suceden muchos hechos ejemplares que merecen divulgación.
En cuanto a la mujer, cabe presentarla sin el velo y ropaje de ignominia con que se la denigra, violenta, excluye, explota. En cambio hay que visibilizarla para que se conozca su indefensión y exclusión, especialmente en el caso de las minorías indígenas y afrodescendientes. Y que se conozcan sus valores y silenciosa contribución en el trabajo, en el hogar, en puestos de liderato y con remuneración menor que la del varón en igual situación laboral.
A este propósito sirve de voz de alerta el Índice de Desarrollo Humano 2011, que muestra la posición de cada país con relación a valores objetivos. Si bien Ecuador clasifica entre los países de alto desarrollo con un IDH de 83, por encima de Brasil, sin embargo, al desagregar las estadísticas por género, la mujer no sale tan bien librada, como sí ocurre en Suecia, en el puesto 10 de IDH, pero que clasifica a la cabeza del mundo en cuanto a igualdad de género, como aparece en el siguiente cuadro. A manera de ejemplo, comparamos la situación en cuanto a género de Ecuador, con la del país más igualitario, Suecia; y con la del último país en la enumeración del IDH, la República Democrática del Congo:
En Ecuador, la desigualdad de género baja la posición del país en el conjunto del mundo, si bien conserva un puesto intermedio en los demás índices.
Que prosigan los esfuerzos por el empoderamiento de la mujer y su defensa contra la violencia, cuya gravedad y dimensión universal se pone de relieve en este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de Violencia contra las Mujeres. El pedido es que la violencia cese desde los hogares hasta las zonas de conflicto.