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El Telégrafo
Guido Calderón

Desigual relación española

15 de junio de 2014

Hace 5 o 6 siglos un pueblo no visitaba a otro con ramos de flores, los códigos eran que se tomaba lo que los pueblos nativos se dejaban quitar. Los vikingos saqueaban Inglaterra cada vez que podían y los actuales ingleses no viven del resentimiento a esa barbarie. Los árabes invadieron a España por 7 siglos, sin embargo, en mis muchos amigos españoles, no hay pizca de resentimiento, al contrario, una historiadora ibérica me dijo: “España se enriqueció con los valiosos conocimientos árabes”.

Acá vivimos una cultura del resentimiento que se siembra desde las escuelas, recalcando la crueldad de los invasores españoles hace 500 años y hay grupos que usufructúan y se mantienen rumiando el odio contra un invasor que fue expulsado hace 2 siglos y hoy quieren cobrar compensaciones por lo que sufrieron nuestros antepasados.

Toda conquista es despreciable, y si no hay nada que rescatar de tan desigual desencuentro, no deberíamos siquiera hablar las lenguas de los invasores: el quichua y el castellano.

Cada generación debe luchar por ‘sus’ derechos, nos lamentamos por injusticias de hace 300 años y no luchamos por las de hace 30 días. Condenamos la barbarie española de la conquista, pero callamos ante el trato degradante de la embajada española en Ecuador, donde se hacen colas bajo sol y agua, o su oficina VFS de gestión de visas, una oficinita angustiosa y asfixiante, donde se toman huellas en un cuarto del tamaño de un ataúd.

Humillante injusticia actual, ponemos alfombra roja a los españoles desempleados para que vengan a Ecuador con todos los beneficios; y a cambio de una visa de pocos días, nos exigen cada año montañas de papeles -que no son devueltos- que garanticen no quedarnos en España.

La ‘reciprocidad’ es una justa ley en diplomacia, Brasil con Lula la aplicó a los norteamericanos y ahora su gobierno, ante el malestar que sus ciudadanos padecen para ir a Brasil, está por levantar ese requisito a los brasileños.

Ecuador es un país de fronteras abiertas, pero a los ecuatorianos nos exigen demasiadas visas, y la más degradante, humillante y un rezago colonialista es la visa española. Los estadounidenses en todo lo ‘imperialistas’ y demás, nos dan visa para 5 años sin tanto papeleo y a todo el grupo familiar.

Un nuevo rey hace presumir fuertes cambios en España con una monarquía especialista en sobrevivir. Ojalá se incluya la desigual y colonial relación con Ecuador.

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