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El Telégrafo
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

¿Desde dónde milita la derecha actual y recluta a su militancia activa?

19 de febrero de 2015

Si fuese por la intensidad con la que se cubren mediáticamente sus acciones, marchas y reuniones, las derechas locales estarían en su mejor momento, pero parece que todo es una ilusión ‘óptica’. En crudo: la oposición de derechas no crece, no se desarrolla ni expande más de lo que ocurriría, supuestamente, con los nuevos actores políticos ‘por excelencia’: blogueros, periodistas, analistas y entrevistadores, sin descontar ‘millones y millones’ de usuarios de las redes sociales (como suelen jactarse algunos de los antes mencionados).

Si eso es así, ¿toda la oposición de derechas se reduce a ese conjunto de nuevos actores políticos? O lo que es más grave, ¿esos nuevos actores políticos, sin ser de derechas necesariamente, le hacen el juego gratuito y provechoso? ¿La defunción de la partidocracia enterró a esa oposición en su expresión más clásica y tradicional en Ecuador?

Hace poco se publicó en este diario un enfoque sobre cómo ahora la agenda de las derechas deja de lado sus demandas económicas y acoge las sociales, culturales y políticas de los movimientos gremiales y de la izquierda tradicional. Parecería que ahora milita en esas causas y busca, por esa vía, cooptar a sectores y actores de ese espacio que jamás fue de su interés. Quizá por ello se entienden las reuniones de un candidato presidencial con líderes y representantes sociales, de derechos humanos y de organizaciones campesinas, indígenas y obreras. ¿Busca militantes en esas zonas? ¿Bajo premisas políticas o electorales?

Las derechas del Ecuador (así, en plural, para no dejar fuera algunas que se camuflan de izquierdas y/o socialdemócratas) trabajan para recuperar el poder político en 2017. Tras lo ocurrido hace ya casi un año en las municipales, esas derechas sienten que, si no tienen el control total del Estado, ninguna alcaldía les sirve de mucho. Incluso, por el discurso de uno de sus alcaldes más mimados por la prensa, parecería que una alcaldía es poco para lo que requieren y demandan sus ‘huestes’ y financistas. Las derechas quieren (como lo hacen sentir sus coidearios de las cámaras de la producción) decidir sobre las relaciones comerciales, el sistema fiscal, la obra pública y todo el andamiaje que el Estado actual recuperó tras la ola de privatizaciones.

En ese sentido, los valores y paradigmas de la derecha no están reclutando a todo el que quisieran, ni tampoco seducen a aquellos ciudadanos que buscarían, supuestamente, una respuesta y salida al régimen ‘totalitario y estalinista’ en el que vivimos desde hace ocho años. No, la seducción mayor está ocurriendo en aquellos ‘líderes de opinión’, blogueros, activistas e internautas que proliferan en las redes y a ese conjunto de izquierdistas liberales resentidos con el actual régimen. Ahí ha encontrado su caldo de cultivo (¿desinteresado y sin financiamiento alguno?) para que le ‘dé haciendo’ lo que desde su lógica y filosofía le es imposible y hasta inadmisible.

Alguien podría rebatirme diciendo que no hay reclutamiento, solo coincidencia plena e interés común. Por eso quizá el tema es más complejo y de algún modo se entienden aquellos discursos de que “no soy ni derechas ni de izquierdas, aquí son bienvenidos todos los que quieran trabajar por mi patria, por mi ciudad o por mi gente”. Y se explica también cómo fueron a parar a los partidos, grupos, alcaldías y aparatos de la derecha aquellos superintelectuales liberales e izquierdistas.

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