Vivimos un momento de grandes decisiones: nos continuamos destruyendo a nosotros mismos y a la naturaleza hasta llegar a un punto que no pueda existir la recuperación o reemprendemos el camino para que exista un nuevo planeta Tierra que haga posible una vida sana, el respeto mutuo, el amor, la paz y armonía entre todos.
Bienvenida la gran cantidad de personas que están tomando conciencia del presente, de la dramática situación que vivimos, dominados por la contaminación ambiental, el consumismo, el ego, la codicia, las adicciones y las desigualdades sociales. Sin embargo, todavía la inmensa población está semiconsciente, no se despierta del todo.
Está ahí, pero no se da cuenta de lo que tiene y de lo que es. No agradece el privilegio de tener vida, no valora lo que tiene, ni disfruta los mejores sentimientos de todo ser humano. No aprende lo mejor de la vida.
Cuando se está maduro aparece el maestro. Los maestros están de más si los discípulos no son conscientes de lo que tienen. Deben esforzarse por encontrarse en el mismo nivel de conciencia.
El verdadero maestro, sin moverse, sin obligar, mueve a sus discípulos hacia él. No debe centrarse en informaciones, ideas, teorías y creencias, que son solo opiniones; sino en ayudar a descubrir lo que cada quien es y contribuir a que encuentre el sentido y camino de su vida.
Cuando tu atención se ubica en el ahora, en el presente, en el espacio en que te encuentras, estás alerta. Es despertarte del sueño de estar en el pasado o en el futuro, que no existen.
Estar en el ahora es algo mucho más profundo que el darse cuenta de lo que ocurre en el presente, es descubrir el sentido de ser y vivir interna e intensamente en cada instante lo que se hace; pero no soy las emociones, pensamientos y circunstancias que ocurren en la vida, cada uno de nosotros somos la conciencia que tenemos en el ahora. La conciencia surge en el espacio de silencio de lo que ocurre.
Como señala Eckhart Tolle: “El paso siguiente en la evolución humana es trascender el pensamiento. Actualmente es nuestra tarea más urgente. Esto no significa dejar de pensar, sino dejar de identificarse completamente con el pensamiento, dejar de estar poseídos por el pensamiento... Lo cierto es que es lo más significativo que puede ocurrirte. Es el principio de un cambio desde el pensamiento hacia la presencia consciente”.
Sin conciencia plena, es un paso más a la autodestrucción.