Michelle Montenegro, joven maestra y activista quiteña, desapareció el 5 de junio del 2018 en circunstancias que hasta la fecha ningún operador judicial ha podido establecer con certeza; por lo tanto, su caso lleva ya 20 meses en investigación previa.
Este 26 de febrero de 2020 Michelle cumplió 28 años de edad y sus padres, familiares y amigos lo conmemoraron colocando banderas blancas con la fotografía de Michelle en 14 puntos estratégicos de la ciudad de Quito.
¿Cómo eran los cumpleaños de Michelle antes de su desaparición? Valeria y Fernando, padres de Michelle, recuerdan que nunca faltaba una torta de cumpleaños y la familia le cantaba el cumpleaños feliz, mientras Michelle apagaba las velas y pedía deseos.
Ya son dos cumpleaños en los que quienes piden deseos son los padres de Michelle; estos deseos se centran en hallar a su hija y todas las actividades que realizan persiguen ese objetivo. Por ejemplo, hasta hace 20 meses Fernando trabajaba manejando un camión de su propiedad; este tipo de actividad requería toda la disposición de tiempo de parte de Fernando, tiempo con el que ya no cuenta, porque ahora su prioridad es asistir casi a diario a las oficinas de la Función Judicial para estar al tanto de los avances en el caso de la desaparición de su hija.
Son numerosas las ocasiones en las que no hay mayores novedades; o también ocurre que Valeria y Fernando se ven orillados a esperar meses para que se ordene una simple pericia. También, por propia iniciativa, Valeria y Fernando han recorrido varios puntos del Ecuador, de Colombia y Perú. A más de tiempo y paciencia, los padres de Michelle deben disponer de recursos económicos para entregarse por entero a esta búsqueda. ¿Cómo los consiguen? Con autogestión, es decir, rifas o fanescas solidarias.
¿Cómo hacen Valeria y Fernando para resistir en esta batalla que no tiene fecha de finalización?, ¿de dónde sacan las fuerzas, la entereza y el valor para enfrentar a la vez la desaparición de su hija y la desidia de la justicia? Cuando se los pregunto, sus ojos se llenan de lágrimas y me cuentan lo difícil que es hallar esas fuerzas. Sin embargo, la esperanza de encontrar a Michelle y el amor que le tienen son su motor y su guía. (O)