La política social es propia de formaciones económicas-sociales capitalistas contemporáneas, son acciones sobre las necesidades sociales básicas de las personas no satisfechas por el modo de producción capitalista.
Se considera desde esta perspectiva, que son mediadoras de los desajustes y contradicciones de la relación entre el capital y el trabajo. La mayoría de las acciones protectoras de la política social nacieron en la Alemania del canciller Bismarck, en el siglo XIX ante el aumento de las desigualdades que generó el Estado liberal.
En la mayoría de los países los derechos sociales son garantizados y desarrollados a través de las políticas de Estado que son impuestas por normas jurídicas. La acción de Estado es obligatoria en labores que garantizan la educación, la salud, la vivienda, el trabajo, la seguridad social. Sin embargo, cuando se habla de política social se enfatiza también en las finalidades que debería cumplir (reducción de la pobreza y las desigualdades).
Esta es una visión simple, ya que separa los problemas en sectores y no se entiende que lo social está interrelacionado e interdependiente. Esta fragmentación que hacen los gabinetes es una trampa en la gestión de la política social, porque las divisiones sectoriales son administrativas y no sustantivas.
El problema se vuelve mayor cuando se coloca a la política económica como principal y se transforma en contradictoria de la política social. Es decir, cuando se coloca al capital en primer lugar y la vida en una situación secundaria. Se puede observar que definir la política social es difícil y ninguna es totalmente correcta. Lo que sí está claro es que la política social requiere de legitimidad social, política e institucional.
La complejidad señalada es el resultado de muchos factores que confluyen en este campo, en cada sociedad son establecidos consensos compartidos, dependiendo del momento histórico, en relación con los principios de justicia, a los niveles de desigualdad tolerables, a la solidaridad, a las condiciones de inclusión social.
Los gobiernos deben pensar en cómo integrar las problemáticas sociales en ejes de política pública y que se entienda por ejemplo que los problemas de educación son problemas que vinculan a la salud, a la pedagogía, a la infraestructura, a la tecnología, al empleo, a la infraestructura, a la comunicación, a la economía y a otros sectores.
Mientras más integremos más capacidad de gobernanza tendremos y se ganará gobernabilidad de la política social. (O)