De ser simples instrumentos de comunicación y relacionamiento, las redes sociales juegan hoy en día un rol determinante en la sociedad. Actualmente, plataformas como Facebook, Twitter, Instagram y TikTok, cumplen la función que décadas atrás lo hacían medios tradicionales, como la radio, los periódicos y la televisión; y que era la de poner las reglas de juego en el ámbito político.
Hoy cerca del 58% de la población mundial es usuaria activa de redes sociales, según el estudio Digital 2022 Global Overview Report. En Ecuador, se estima que existen alrededor de 14 millones de usuarios (cerca del 80% de la población).
El crecimiento en el uso de redes sociales se incrementó en la última década y, producto de la pandemia del covid 2020, este crecimiento se aceleró con fuerza, generando una inevitable incursión de los partidos y movimientos políticos en el uso de estas herramientas.
Commodities como el petróleo, han dejado de ser vistos como los recursos más valiosos para los países y líderes del mundo, dando paso al interés por los datos. Hechos que revelaron la compra de datos de 50 millones de usuarios de Facebook, por parte de consultoras, con la finalidad de manipular elecciones, como ocurrió en EE.UU. en 2016, en la que Donald Trump fue electo presidente, ratifican esta realidad.
En el ámbito electoral, varios factores han motivado el uso de redes sociales y el Big Data, dentro de las estrategias generadas como es la personalización del mensaje o la construcción (o distorción) de realidades. Resulta fácil para los patidos difundir información y poner a la opinión pública a favor o en contra de algo, así ello no sea el reflejo del mundo real.
Las redes tuvieron un inicio positivo para la sociedad, en la medida que permitieron conocer de mejor manera lo que hacen los políticos. Estas herramientas han dado voz a quienes antes no la tenían, y han llevado a que mandatarios rindan cuentas de sus acciones. Sin embargo, en los últimos años, estas se han convertido en una herramienta de confrotación y polarización permanente.
El ejercicio del poder y la gestión que pueda realizar un gobernante hoy se da al calor de la intensidad generada en medios digitales, ello producto de una marcada polarización que día a día se incrementa.
Las dinámicas que permite el entorno digital, ha llevado a que muchos usuarios aspiren a obtener un reconocimiento social, utilizando la agresión y la violencia como estrategia. Las redes sociales muchas veces otorgan mayor poder a quienes generan confrontación, silenciando de esa manera a ciudadanos reflexivos que buscan discutir en torno a propuestas.
Es en ese crispado esenario, donde el debate ante situaciones sociales y decisiones gubernamentales, ha dado paso a cuadriláteros de permanente polarización. Opinar se ha convertido en ese sentido en una prueba de existencia
El pesimismo en la sociedad crece ante la falta de debate y el permanente deseo de imponer visiones. Ello está llevando al posicionamiento de una realidad marcada por la intolerancia. La sociedad transita por una pendiente peligrosa que se expresa en el debilitamiento de la democracia, en donde uno de los principales riesgos tiene que ver con el ascenso de líderes autoritarios.