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El Telégrafo
María Dolores Miño

Esta vez, la democracia

10 de julio de 2020

Empiezan a perfilarse algunos posibles candidatos para las elecciones, por lo que es fundamental decidir qué queremos del próximo presidente del Ecuador, de cara a fortalecer el Estado de Derechos y Justicia que hemos tratado de construir los últimos doce años. 

Digo esto, porque creo que Moreno se equivocó al elegir el objetivo de su gestión, limitándose únicamente, a ser opositor de Correa. Así, en un momento donde Ecuador necesitaba un gobierno que tenga como prioridad reconstruir una democracia venida a menos gracias al irrespeto por la Constitución y al autoritarismo del gobierno pasado, Lenin se dedicó a hacer campaña en contra de su predecesor, cayendo, irónicamente, en los mismos errores que tanto le criticó a éste. Doy algunos ejemplos: 

Cuando se necesitaba recuperar la independencia de las cortes, el Consejo de la Judicatura impulsó un proceso de evaluación y destitución a jueces de la Corte Nacional violando todo estándar internacional conocido en la materia. Cuando se requería que los jueces actúen libres de presiones, la Fiscal inició investigaciones contra aquellos que fallaban en contra de los intereses del Estado. Cuando se debía fortalecer la libertad de expresión, los órganos del ejecutivo impidieron a los periodistas hacer preguntas en ruedas de prensa.

Cuando lo urgente era asegurar la igualdad y no discriminación, Cancillería emitía acuerdos inconstitucionales para bloquear el ingreso de venezolanos que buscaban refugio en nuestro país. Cuando hacía falta garantizar la protesta pública y la disidencia, los Ministros Romo y Jarrín recurrieron a la fuerza excesiva y a la criminalización de quienes eran incómodos al gobierno, llegando incluso a levantar acusaciones falsas contra inocentes. Cuando urgía prevenir la corrupción, las denuncias de nepotismo, irregularidades en contratación pública, e incluso robo de insumos para el sector salud, se volvieron literalmente, pan de cada día, especialmente durante esta emergencia sanitaria.

Esta vez, debemos exigir algo más de los candidatos que ser meros “opositores de Correa”. Debemos demandar una agenda apegada a derechos humanos, que incluya propuestas reales y verificables sobre cómo superar la crisis. Debemos buscar un líder que no solo parezca, sino que sea, un verdadero defensor de la democracia, y que no se rija, como ha pasado en los últimos cuatro años, por aquello de “el fin justifica los medios” como excusa para todo acto de negligencia o arbitrariedad. (O)

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