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El Telégrafo

Delincuencia, sensacionalismo y culpar al Gobierno

25 de junio de 2011

La delincuencia es un azote social que se desarrolla en las esferas del poder económico, oficial y callejero.

Ese problema que afecta de menor a mayor intensidad a los países de régimen capitalista y en proceso de cambio, se origina en la carcomida estructura socioeconómica, miseria, ignorancia, trastorno de la conducta y deterioro de la institución familiar, entre sus principales causas. En el país, según los medios de comunicación “independientes”, la delincuencia crece indetenible y señala al Gobierno  como culpable de ese aterrador mal social.

El sensacionalismo es una tendencia del periodismo “libre” por exagerar los hechos para provocar violento impacto en el público. Esta línea equivocada de la prensa escrita y televisión se observa con transparencia en la sección de “crónica roja”. Dedican extensos espacios y tiempo a sucesos sangrientos, crímenes pasionales, sicariatos, resúmenes de atracos e imágenes conmovedoras, con la intención abierta de causar pánico en la ciudadanía, y soterrada, para tildar al Gobierno de responsable del fantasma delictivo, sin comprender que la lucha contra la delincuencia es tarea de todos.

La fuerza pública con su moderna logística y su grupo de élite invirtiendo riesgo y sacrificio cumple su misión: precautelar la vida y bienes de los ecuatorianos, y en otro ámbito, velar según mandato constitucional, por el imperio del orden y la paz social. Es  penoso y reprochable que ciertos sectores de la prensa, decididos a fastidiar al régimen, alienten las protestas callejeras en defensa del alcoholismo y rechazo a la ley antitabaco, prácticas que afectan la salud e inducen a la criminalidad.

Los periodistas “independientes” que pretenden convencer, sin conseguirlo, que la criminalidad es producto del desgobierno, no entienden que ese desvío conductual es producto de la injusticia social.

La acción policial y el endurecimiento de penas solo contribuyen a disminuir el índice delictivo; pero para derrotar definitivamente a la delincuencia, es necesario planificar un cambio de vida de los sectores pobres, y en ese sentido el Gobierno de la Revolución Ciudadana ya emprendió la gratuidad de la educación y salud, un gigantesco plan de viviendas y la creación de plazas de empleo. Es indispensable que la “prensa libre” se adhiera al plan organizado para tratar esa dolencia social y no malgaste tiempo en dimensionar el problema y a buscar presuntos culpables.

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